Carta de un adiós, de Enricostro.
Hoy me levanté triste, después de una pequeña discusión contigo.
Ya sé que tienes que marcharte, pues el otoño está por entrar.
Solo me distes un mes de amor y felicidad. Me prometiste tres meses, este año pasado.
Pero ya veo que no fue así. Y hoy ya temprano te encuentro vestida, asomada a la ventana con tu cafecito en la mano y el bolso sobre la mesa.
Unnnn... me escondo, con lágrimas en los ojos. No quiero que me veas llorar.
Hoy es el fin de todo un año de esperar. Y tampoco ha sido un buen mes de amores y pasión, verdad.
Sí, o me sospecho, que tu amor ya se enfrió, lo noté en ese primer beso, que tuvimos en el encuentro, en la estación. Algo me dijo, que ya no eras tú, pues cuando te besé. Miraste hacia atrás. Como que algo dejabas en tu caminar.
Días fríos, noches de desamor, de pasiones y desplantes con mucha discreción. Y esa preciosa sonrisa tuya, que este verano no la vi yo.
Pero no me dices nada, tú no quieres decir nada. Pero yo en tu mirada mi... amor sé que ya no estas.
Cuantos rumores yo escuché, que ni caso ni nada, esperando me quede,"" que tú me quisieras contar"" esas cosas que te pasan, que son lágrimas, no más.
Más, cuando te hayas ido, te mandaré esta postal, con todo lo aquí expuesto. Por si decides regresar.
Cosa que dudo, pues no ha habido: ni amor, ni felicidad.
Más no encontré tu cuerpo, en este mes, no más, tus pasiones eran muertas, tus besos secos, no más.
Sé que no volverás me lo dice el corazón. Y tu cobardía y la mía, no nos dejarán aclarar, esos rumores fallidos o reales que más da,
solo te pido Mujer, una cosa nada más, que si no quisieras volver que sea por otra felicidad. Mucho más grande que la nuestra, y que me sepas explicar, con palabras por escrito, ya que de frente na de na.
Adiós cielo mío, adiós, que seas feliz, pues si no quieres regresar.
Si algún día te sientes infeliz. Recuerda que aquí está tu hogar, por si te quieres venir.
Te deseo bendiciones, amiga que yo sabré esperar.
Sé que tienes una niñita... Que ni es mía ni na... Pero no te guardo rencor, ya lo sabía ... El mismo día que nació, pues mi hermano fue el doctor. Que en aquel hospital te asistió.
Aunque he contado los meses, y mía seguro que es... pues estuviste conmigo todo ese mes. Pues si son nueve meses y no me falla la razón. Contando desde ese mes... me salé justo, digo yo.
Que no lo quieres reconocer, eso no importará... pero si ella necesita algo... mía o no... aquí está su Papá.
Más no le faltará de nada, si tú lo quieres aceptar.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados de autor.
m.dc.doyp.y.oo.98.
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