viernes, 20 de junio de 2014

.Entre gladiolos de Enricostro.

 
En el New Time, se publicó un comentario de unos gladiolos gigantes de más de dos metros, los había descubierto el espeleólogo y botánico Don Daniel Bloctersr.

Este ha mandado por mensaje de este hallazgo, pero solo se sabe que ha sido en Centro África, más no se ha sabido más nada de él.

Ya hace un año, y sin noticias de él... se cree que ha sufrido un accidente.

Jonathan Wyeth Brandon, un multimillonario de dudoso patrimonio, afincado aquí en Manhattan, ha decidido hacer un grupo de expedición.

Este tal Brandon lleva un cámara para grabar todos los acontecimientos, y un redactor... ese soy yo.

Ha contratado en África este grupo de expedicionarios formados de diez personas, los he buscado que no tengan ataduras con nadie... más no se sabe por qué han hecho una parada en una aldea al norte de Camerún.
Esta tiene una gran montaña muy alta, este grupo se ha metido por una gruta en la montaña, siguiendo los pasos de Daniel Blocter.

En esta montaña, dicen los de la aldea que se les vio por última vez, más nadie de esta aldea, se atreven a pasar por esta cueva.

Pero estos contratados que lleva Brandon, son de otro sitio y no saben nada, pero alguien se lo ha comunicado, de este poblado. les han dicho .

¡Nadie salió de aquí jamás!

Y se han cagado, vamos con mucho miedo, se ha corrido el rumor y la cosa se ha puesto fea, muy fea.

Nos hemos adentrado en la oscuridad de esta cueva, cerca de cien metros, con sus antorchas encendidas, se divisa en el techo unos enjambres de murciélagos y vamos con mucho sigilo.

Aunque el terreno es muy accidentado y con muchas raíces, hemos tardado muchas horas en salir de allí.


Ya en la salida es de noche, más como no se ve nada, decidimos acampar en este sitio, no se oye ni un alma, nos echamos a dormir, con un vigilante solo.

Ha amanecido, pero hay dos muertos, nadie sabe qué ha pasado, creen que les ha mordido una serpiente... ni se han enterado, el nerviosismo ha empezado con la mañana.

Se han adentrado, en una gran selva, con matorrales tremendos, un gran espesor de plantas, van haciendo un camino con los machetes, caminando todo el día han encontrado un camino, se supone que es el camino de Daniel Blocter.

Han decidido seguir por este sendero, se están aproximando a una zona con un olor extraño, algo fuerte como si fuera amoniaco. Casi no se puede respirar, pero no pueden abrirse paso por otro sitio, hay muchas zarzas.

Han seguido sin parar, están asustadísimos, uno ha intentado huir para atrás, pero Brandon, le ha pegado un tiro con su rifle, ha dicho que ya no hay marcha atrás, y al que huya lo matará.

Este sendero está plagado de serpientes, por encima de ellos, en todos los matorrales y árboles, han aligerado el paso, ya parece que se abre el camino un poco, han decidido acampar, ya es de noche.

Ha amanecido, todo está en silencio a expensas de los monos curiosos que no paran de gritar.

La selva es cada vez más tenebrosa, Brandon va. a la cola de la expedición, ha perdido tres, quedan cinco más nosotros dos. Yo que escribo y el cámara, la verdad es que yo soy un poco ambicioso también, pues este descubrimiento vale muchísimos millones de dólares.

Llevamos tres semanas ya los hombres están cada vez peor. Mosquitos tremendos nos están atacando día y noche. Nosotros tres estamos en una tienda de campaña muy bien resguardados, pero ellos no.

Este hombre no tiene escrúpulos de ninguna clase, ha amanecido, solo quedan dos... los otros han muerto de grandes fiebres y estos dos están muy mal; no podrán seguir. La cosa se ha puesto muy fea, Brandon ha cogido el rifle y nos está apuntando.

Nos ha pedido que llevemos los aparejos de él, y nos lleva a punta de pistola. El camino ha desaparecido, todo es de zarzas grandísimas, con unas púas de más de veinte centímetros... estas están envenenadas.

Nos ha obligado, ha hacer el camino. Esto es inmenso, da pavor de solo continuar por él, ya no nos podemos ni dar la vuelta, pues el camino se cierra otra vez.

Estamos muertos, no podremos volver seguro. Pero Brandon está como loco, se ha pinchado... tiene los ojos endemoniados.

Hemos cambiado de zarzas, estas parecen un poco más cortas, pero igual de finas; estas zarzas están a la altura del hombro, pero sus púas tienen forma de una estrella de cuatro puntas, lo que lo hace más peligroso.
Nada más hay como cincuenta metros a todo alrededor, ya no hay árboles ni matorrales, solo zarzas, a lo lejos y poniéndose un poco de puntillas se ve unos gladiolos tremendos de altos, son cerca de cuatro metros, pero hay que abrirse paso por las zarzas.

Ya la avaricia se ha apoderado de Brandon, este ha comenzado a dispararnos, yo he conseguido huir, pero ha matado a el cámara.

Me he escondido agachado en el suelo, como me vea me matará también. Brandon, con su locura y el machete, se ha abierto paso por las zarzas, pero está corriendo demasiado haciéndose heridas por todo su cuerpo, yo le sigo agachado sin que me vea.
En su agonía por llegar ha abrazado a los gladiolos y al zarandearlos, estos han posado todo su polen y semillas sobre él, y ha empezado a gritar.

Están germinando las semillas, por todas las heridas de su cuerpo, saliéndole las raíces por la boca, oída nariz y ojos; estas raíces están brotando con hojas, ¡es horrible! Está muriendo lentamente.

La planta lo ha levantado a un metro sobre el suelo, con los brazos en cruz, mirando hacia el cielo, ensangrentado, jamás en mi vida he visto más horror.

He huido de allí como he podido, no sé cuánto tiempo he tardado en Salir, pero el caso es que me he despertado en la salida de esta montaña, delante de toda la tribu.

Estoy ensangrentado por todo el cuerpo, con gran fiebre y arrastrándome por el suelo.

Ellos me han recogido y me han curado a los tres días, me he despertado, estoy bien, pero he decidido publicar en el New York Times, que los gladiolos es un mito que no existen.

Enrique Nieto Rubio
Derechos Reservados

martes, 17 de junio de 2014

.La niña del Inglés de Enricostro.




Un inglés adinerado se había llevado a su hija, de Gibraltar, en su barco. 

Vivía con su mamá, pues ellos estaban separados, él le dijo:
¡Me llevaré a la niña, a dar una vuelta!
Pues era bastante cabrito, por llamarlo de algún modo. 
años atrás antes que naciera la niña.
Este hombre llegó un día borracho de la playa; había estado tomando de todo, con unas chicas que se lo daban todo. ¡Claro, tenía pasta entonces!
Cuando llegó a casa, le dio una gran paliza a su esposa, quien estaba en estado, en ese momento. Los golpes fueron tan fuertes, que tuvieron que ingresarla al hospital con hemorragias.
Los médicos informaron que en las próximas seis horas, posiblemente podría perder al bebé.
La mujer lloraba desconsolada. Ella era una chica andaluza de diecisiete años; de familia humilde... pero del barrio más bonito de Córdoba.
Pronto percibió como si alguien le dijera que se tranquilizara... ¡Era la niña que tenía dentro!
El tiempo transcurrió y la princesita nació. Después de esto, ella se separó del bruto del esposo.
Pues la niña, cada vez que lo veía, siempre lloraba... nadie sabía por qué.
El hombre no se quedaría de brazos cruzados, y como era muy astuto y listo; buscó a los mejores abogados de Inglaterra.
Estos Ingleses, a los españoles, no nos pueden ver y se rigen por sus leyes. En Gibraltar el abogado le dijo a él:
¡Hasta los ocho años, no te la podrás llevar!
¡Ella no sabía nada!
Esto había sido redactado en un documento, cuando la chica estuvo tan delicada de salud. (Le había hecho firmar, sin que ella fuera consciente.) 
Al leerlo salió corriendo, era tarde ya... La chica no se explicaba cómo había firmado, o en qué momento había sucedido eso.
El malvado de su marido, ya estaba muy lejos.
Ella pensó en buscar ayuda con la policía de Gibraltar; así que ella se personó en el lugar, y les leyó el documento.
La policía le dijo:
Señora este documento es legal, no le podemos perseguir, y si usted lo molesta, será a usted a quien detendremos.
Rafia... que así se llamaba la chica, se desmayó y cayó estrepitosamente al suelo.
La policía se quedó con ella, hasta reanimarla. Ya un poco mejor se marchó del lugar, con el corazón destrozado.
Rafia vivía en un embarcadero, la casa estaba cerrada a cal y canto. Allí lloraba y lloraba sin parar, y así se pasó mucho tiempo encerrada. 
En el pasado, siempre había sido una chica muy alegre y llena de vida. Siempre que los pescadores, llegaban, ella los alimentaba gratuitamente; pues tenía un restaurante allí mismo... en su casa.
A los pescadores nunca les cobraba..., ya que ellos le daban las mejores piezas de pescado.
Ella guisaba como los ángeles, tenía a toda Gibraltar a sus pies, en esto de la comida.
Los pescadores, al ver el restaurante cerrado, se extrañaron mucho. Entre ellos también había un chico de dieciocho años, mucho más joven que los demás pescadores.
Rafia siempre estaba bromeando de que se casaría con él. Los pescadores preguntaron a todos quienes la conocían por ella, y, pero, nadie daba razón de que sucedía.
En lo único que todos estaban de acuerdo, es que a la chica no se le volvió a ver, por el pueblo... desde aquel día todo cerrado. Por igual, nadie la había visto salir nunca. 
Este chico pescador, venía cada seis meses, y al no encontrarla se quedó muy triste, y se imaginó que se marchó a Andalucía.
Ellos se hacían a la mar, sin sospechar nada, pero un día que volvieron los pescadores, el joven estaba un poco deprimido,
Pues el barco donde venían, casi se lo traga una ballena inmensa, jamás habían visto semejante ejemplar, el capitán decidió no salir más, pues era muy mayor.
Ya Luis el pescador joven como estaba tan deprimido, se sentó junto al restaurante, echando su cabeza hacia atrás, pisándola sobre la puerta de la casa, esta era de madera,
Oyó, un ruido dentro, eso a Luis le llamó la atención.
Pero creía que serían las ratas, no contento la curiosidad, le embargó y recordaba a su amada. 

Pues él no sabía a donde pudo ir, ni por qué. Ya todo el pueblo la había olvidado.
Este quiso entrar allí, pero para que no le vieran, lo hizo de noche, tenía que buscar algo que le dijera dónde está.
Entró por una puerta de atrás. La puerta ya estaba muy vieja, las polillas se habían apoderado de ella.
Él entró sigilosamente registrando todos los cajones, y no encontró nada.
Subió a una guardilla que estaba en el tejado, cuando al entrar había un olor horrible, a sucio.

En una pequeña cama vio un cuerpo, era ella estaba casi muerta, las ratas les habían mordido, las cucarachas estaban por todos sitios, aquello era horroroso, ella estaba en los huesos. 
Luis abrió todas las ventanas y se llevó a Rafia al hospital.
Estuvo treinta días allí, apuntó de morir por las infecciones que tenía,
Luis estuvo día y noche con ella, todo el día con unas gasas limpiándole el rostro, cuando ella recobró el conocimiento, le dijo:
¿Por qué me has salvado, quiero morir, yo soy la culpable de haber perdido a mi hija?
¡pero qué ha pasado con Yolina!
Rafia le contó todo lo ocurrido, y él le dijo:
¿Te prometo que tu hija volverá, no te preocupes más?
Ella se abrazó a él, llorando mucho,
Luis le decía al oído:
¡Cuánto te he echado de menos, esas risas, ese modo de hablarme guiñándome siempre, me has tenido siempre enamorado! 
Ya, le dieron el alta en el hospital, y Luis primero la llevó a la pensión de María, en el pueblo.
Rafia, yo voy a arreglar la casa primero, vendré más tarde, el médico ha dicho que tienes que reposar.
Luis era un chico muy sensato, muy listo y experto en hacer de todo, ya a arreglada la casa ha ido por Rafia, y la ha llevado a la casa.
¿Ella ha dicho: madre mía las has dejado nueva?
Él le ha dicho:
¿Has cenado? Pues ya es muy tarde.
¡Sí, gracias, ya cené!
Se marcharon a la cama y entre caricias y besos, han hecho el amor apasionadamente.

Él le ha dado un millón, de besos, por tanto amor recibido.
A la mañana siguiente, él le ha dicho:
¡Iré en busca de ese matón!
Ella le ha dicho:
Si me dejas me moriré seguro.
Él se lo ha creído, al ver cómo la encontró.
Ha ido a ver a su patrón y le ha dicho.
¡Ehhh! ¿Patrón te acuerdas de Rafia, la chica del restaurante? ¡La he encontrado casi muerta!
Le ha contado todo, él es un viejo lobo de mar, y le ha dicho:
¡Vaya que lastima de chica!
¿Patrón, tú sabes que, yo me moría de amor por ella?
¡Ya lo sé Luis! ¿Qué quieres que haga?
¿Patrón, sé que vendes el barco, podrías vendérmelo a mí?
Si chico, pero el problema es que este barco, vale veinte millones de pesetas.
Patrón solo tengo tres en el banco, lo demás te lo pagaré poco a poco... por favor te lo pido. ¿Tengo que rescatar a Yolina la niña, acuérdate cuando se te subía encima llamándote abuelo?
¡Sí, es cierto! Me rompes el corazón, muchacho. Yo en esta casa vivo solo, la verdad es que se me estaba cayendo encima. 
Haremos una cosa, iremos a rescatar a la niña los dos.
¡No! Seremos tres... dijo Rafia. Si no voy con ustedes, me moriré aquí sola.
Pues rayos y centellas que nos vamos los tres... respondió el patrón.
Se han dirigido hacia Cádiz. Allí, en la costa, han entrado en un mesón, preguntando a todos por el inglés, pero nadie sabía nada.
Cuando salían del mesón, un hombre que recién entraba, le preguntó al tabernero:
¿Quién son esos?
- Están buscando al inglés.
El hombre ha salido afuera, y se ha encaminado hacia el muelle... ¡Ehhh... oiga!
El viejo bucanero ha volteado... ¿Sí?
- ¿Buscan al inglés?
¡Sí! Lo estamos buscando. ¿Sabe dónde está? Agradeceré que nos diga donde encontrarlo.
- ¡Sí! Pero antes, me tenéis que decir para qué lo buscáis.
¡Lo siento! No podemos decírtelo.
- ¡Ahhh! Entonces no os lo diré.
¡Venga hombre! ¡Dínoslo! Te pagaremos. ¿Cuánto quieres? Preguntó el viejo.
- ¿Cuánto? Ya os dije mi condición... os lo diré si me decís para qué lo queréis.
El abuelo ya nervioso responde: Quizás para matarlo... tiene una niña secuestrada.
- ¡Ahhh ya! Es la niña esa, que lleva en el barco.
¿La conoces?
- ¡Sí! Una cría que vive con él, la tiene muy abandonada y le pega cuando quiere.
¡Maldito bribón! Lo mataré... con mis propias manos; gritó el abuelo.
- Iré con ustedes, ese es el trato.
¡Bueno! Vale... pero puede ser peligroso.
Han subido al barco, y el hombre al ver a Rafia. ha preguntado:
- ¿Y esta chica quién es?
Luis rápidamente le explica, que es su prometida, y la madre de la niña.
- Ahhhh vale! A sus pies, señora, con todos mis respetos.
¡Acto seguido agregó...!En marcha¡Vamos a Formentera, allí anda este maleante!
Han tardado algunas horas en llegar... más lo han conseguido. ¡El informante le ha dicho!
! Mirad aquel del mástil alto! ¡Ese de la bandera inglesa, ese es su barco!
Era un barco viejo, pues el yate que tenía lo había perdido jugando a las cartas. Ya no tenía un duro, solamente se dedicaba a beber en la cantina, y armar gresca. Vivía en el barco y como siempre borracho.
Luis entró en el barco... la pasarela ya estaba muy mal, y se ha roto al entrar la mitad.
Ha registrado todo en el camarote, y en un rincón ha encontrado a la niña. La pequeña lucía desnutrida y con muchas ojeras; pues estaba enferma. Cuando se acercó, se dio cuenta de que tenía una cadena en los pies, con un pequeño candado.
Ha llamado al patrón, con señas.
- ¿Sí? ¿Qué sucede?
El muchacho y el informante se han encaminado hacia el barco.
Y el viejo les ha prevenido... ¡Cuidado con la pasarela! Que está casi rota. Trae una cizalla que necesitamos cortar un candado.
Cuando se acercaron, le dijo que la había encontrado a la niña, pero que estaba enferma, con heridas en los pies... y que en general estaba muy maltratada.
La trasladaron con mucho cuidado y se han llevado a la niña. 
En ese momento, se percataron que el inglés salía de la cantina, y como siempre armando bronca, y muy borracho.
Ellos rápidamente se han alejado de aquella zona, para no llamar la atención,
El inglés ha cogido una lamparilla de gasolina, que tiene a la entrada, y al pasar por la pasarela esta se ha roto del todo. Casi se cae al agua... se ha agarrado por los pelos.
Bajó al lugar donde tenía a la niña, y al ver que no estaba se ha cabreado muchísimo. 
Maldiciendo al mundo entero, prendió en ataque de ira, y estrelló la otra lámpara en la proa.
El viejo barco, de pronto, ha empezado a arder; el hombre se ha caído intentando salir, pero no hay pasarela y se ha debido regresar hacia dentro.

Desde doscientos metros más o menos, todos están viendo la terrorífica escena... pendientes de todo lo que sucede, pero imposible es salvarlo. Las llamas suben por las velas arriba, y por eso no le dio tiempo para abandonar... ¡El barco, se ha quemado con él!


Hemos respirado con el corazón encogido. Seguidamente, hemos suspirado, una bocanada de aire fresco y suave... que hasta ha echado el barco a andar.
Ya paso todo gracias a Dios, y nos arrumbamos de regreso a casa.
Nos hemos casado y somos muy felices, ella ha abierto el restaurante, su niña bonita le ayuda en todo, el abuelo se ha quedado con nosotros a vivir.
Los cuatro creamos un fuerte vínculo, y salimos de vez en cuando; vamos a pescar, pero sin irse muy lejos.
El restaurante volvió a ser un éxito en Gibraltar, y si no lo crees, acércate al muelle y verás un bello restaurante llamado: "Rafia y Luis".
- Fin -
Derechos de Autor
Enrique Nieto Rubio.

domingo, 15 de junio de 2014

.El secreto de las Bermudas.


Es bien sabido de grandes desapariciones de barcos y aviones, pues aunque las autoridades lo tienen muy en secreto, la verdad es que en el centro del triángulo, hay una gran base a varios cientos de metros, en la profundidad del mar.

Los más de 50 barcos, más de 20 aviones, y algunos miles de personas desaparecidas, testigos solo un perro. Aunque aparecieron algunos barcos a la deriva, jamás se encontró persona alguna.

En enero del mil novecientos ochenta y uno, el pescador Carlos Dobar, y su hijo Francisco Dobar; fueron de pesca al norte de la isla Torre de Trono, y así lo cuenta:

Eran las cinco de la mañana, estaba todo muy oscuro, no había luna, todo muy negro... pero aquí, no se meneaba nada. Más la mayoría de las personas de aquí no creemos en estos cuentos.

No creemos que estos casos sean reales, sino que el mar, en esta zona, es muy alborotador. Bueno, el caso es que esta noche estaba muy en calma, nosotros queríamos que nos amaneciera pescando, pero de pronto, se levantó una ola de las de diez metros, por lo menos, nos agarramos como pudimos y el acontecimiento, fue tan cerca.

Vimos perfectamente como cinco naves redondas y grandísimas, salieron del agua, a una velocidad supersónica. No tenían luces, pero una especie de Cabina en lo alto, si tenía unas luces dentro... se veía perfectamente como seres o personas, estaban moviéndose en estas naves; volaron muy alto, parecían unos platillos volantes tremendos.
En ese momento todo era caos, mi padre me ordenó:
¡Agáchate!

Pero yo no quería perderme nada, estas naves volvieron antes del amanecer, pero no se percataron de nosotros. Mi padre, como era un buceador nato y le gustaba el submarinismo, decidió bajar con su traje de buzo.

Encontró debajo de un arrecife una compuerta, la abrió y entró dentro. Aquello parecía como un ascensor, pues solo poner los pies en él, o las manos en sus paredes automáticamente se descomprimía y había ciertos botones para presionar....... bajó como doscientos metros. Era como una ciudad.
 Había unas personas de media altura, con una cabeza algo grande, pero llevaban como unas escafandras.

Además, había muchas personas, pero parecían como si estuvieran hipnotizadas, su forma de andar era muy rara... había muchos tubos, echando como burbujas verdes. Estos seres tienen como unos pequeños rayos en los ojos, y cuatro dedos. Este sitio es inmenso, unos pasillos tremendos.
Hay mujeres y niños, pero todos caminan muy lentos, mi padre dice que están como esclavos.

Estos seres salen de noche con sus naves, seguro por alimentos y vuelven de noche. Mi padre ha abierto una puerta, y ha visto cómo meten en unos quemadores a personas que han muerto. Bueno, al menos no son caníbales.

Este sitio está debajo de la tierra, pues no hay luces que se vean en el mar.

Son las ocho la mañana, y mi padre ha salido, pero no está muy bien, esto le ha afectado mucho, ha tenido que ver algo más, pero no me lo ha dicho. Han pasado algunos días y mi padre ha empezado a beber yendo de bar en bar.

En el bar que habitualmente visita con regularidad, él ha comentado el tema con algunos de los presentes.

Una noche, cuando iba a recoger a mi padre... un coche azul atropelló a mi padre, y se dio a la fuga. Sus heridas fueron graves, pero antes de morir me dio un sobre y me dijo:
¡Huye de este país, vete a España! Allí abrirás el sobre, ¡huye, hijo, huye!

Salí corriendo, ya nada podía hacer, mi padre había muerto.
Ya en España, han pasado veinte años entre llegar aquí y lo que tuve que tardar en ganar dinero para lograr llegar y situarme en el país. Mientras he ido creciendo y estudiando a la vez.
Ha pasado mucho tiempo y ni me acordaba de aquel sobre que mi padre me dio. Más hoy lo he visto por casualidad, ya que al buscar una chaquetilla para ponerme, pues hace un poco de frío... este sobre se me ha caído de al lado de la chaqueta, la cual no utilizaba desde hace años.

He abierto el sobre, y lo que hay dentro son los nombres de los presidentes de estos países... todos ellos con cargos importantes y muy ricos.

En el sobre encontré una nota que decía:
Es una secta con extraterrestres, cuando ingresé pude observar en unos grandes salones como hacían el amor con menores, y estos seres también abusan de ellas.

Creo que ellos no se podían quitar la máscara, porque no todos usaban una de ellas... era una orgía tremenda. Por eso fue que mi padre salió horrorizado. Además, cuenta que menores de edad están desapareciendo de estos países, todo lo tienen en secreto, indemnizan a las familias mientras la policía les dice que no se preocupen, que se está investigando.

Hay miles de secuestros en todo el mundo y todos los días; me pregunto: ¿serán ellos los secuestradores?

Toda la policía está implicada, a mi padre lo han matado por haber divulgado su lo que vio.
En España se han enterado altos cargos, lo niegan y lo quieren tapar todo. Pero hay un juez, el señor Baltasar, quien ha dicho que lo investigará todo, que no parará hasta descubrirlo. Es el juez que más cojones tiene de España y el mejor, así que no tengo duda que lo hará.

Yo tengo protección policial y me van a cambiar de nombre; me darán un domicilio secreto y me quedaré viviendo en este país con mi madre.

Han pasado cinco años, y en la noticia jamás se ha hablado del tema... no sé qué sucedió con la investigación.

No me queda otra opción que trabajar arduamente para conseguir mucho dinero, y así pagar a investigadores privados. Así pues, esta historia no ha terminado aquí, pues conozco la entrada a ese lugar... descubriré que es lo que está pasando y por supuesto, volveré para contarles.
- Fin -
Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor

jueves, 12 de junio de 2014

.La góndola maldita de Enricostro. (relatos)

Hace poco más de cien años, en una ciudad ubicada al noreste de Italia, vivió un hombre a quien se le consideraba el mejor gondolero del lugar.
Trabajaba de sol a sol; pero esto no le importaba, puesto que no había otra cosa que lo llenara tanto, como complacer a los turistas.
Ya era bastante mayor y solo tenía a una niña, quien por esa época tenía quince años. La chica sentía pena por el padre, puesto que era evidente que el gondolero, con el paso del tiempo... el arduo trabajo, lo sobrepasaba; por lo que decidió ayudarle.
La joven se llamaba Laura, y en los últimos cinco años, aprendió a maniobrar el timón perfectamente; mientras tanto su padre se sentaba en la parte de atrás, dirigiendo y corrigiendo los fallos de la chica.
El padre era muy caprichoso, y orgulloso de su góndola; por lo que le había labrado unos puntales de oro, así como infinidad de adornos en la embarcación. 
La góndola era admirada y considerada la más hermosa por todos los lugareños, así como los extranjeros que gustan visitar regularmente la hermosa Venecia; así pues, para abordarla debían de hacer reserva con días de anticipación.
El tiempo transcurrió, y una mañana el hombre no pudo salir más de casa; pues se había convertido en un anciano enfermizo. Laura lo tranquilizó, expresándole que no debía de preocuparse, pues ella podría desempeñar a la perfección el trabajo.
Laura contactó a su vecina para cuidarlo; quién era madre soltera y de cinco hijos. 
La mujer inmediatamente acudió en su ayuda, puesto que el gondolero siempre le había ayudado a alimentar y a vestir a sus pequeños; quienes consideraban al anciano como un padre.
El día transcurrió sin novedades, y Laura volvió a casa a las nueve de la noche; más, al llegar al pie de la cama de su padre, se percató que el estado de salud de su padre era muy delicado, y que serían pocas horas lo que le restaban de vida.
El gondolero, quien también presentía la llegada de su fin, llamó a la chica y le dijo:
-Hija, ya no puedo más... ¡Siento que me muero!
Te dejo la góndola y todos mis bienes. Debes de saber que debajo de la cama, encontrarás varias cajas de zapatos, repletas de billetes.
No tengo idea de cuánto dinero he ahorrado, pero es muchísimo... y con él debes de prometerme que ayudarás a María, nuestra vecina, pues sabes que a sus hijos los quiero, tal cual si fuesen mis hijos.<Esto último se lo dijo irónicamente y con una sonrisa picarona>
¿Lo sabes verdad?
Luego cerró sus ojos, y se volvió a quedar dormido.
Laura, quien se encontraba agotada, también se retiró a descansar.
Tan pronto amaneció, la joven se dirigió a ver cómo estaba su padre, y se encontró con él había muerto.
 Después de llorar desconsoladamente por unas horas, le informó a María lo que había sucedido... y la voz corrió rápidamente por toda la región.
Al entierro acudieron cientos de personas... inclusive del extranjero, pues había muchos que cada vez que visitaban Venecia lo buscaban para requerir de sus servicios y amena compañía. 
El sepelio fue muy emotivo, pues muchas personas lo adoraban.
Después de terminados los actos fúnebres, Laura decidió comenzar a trabajar de inmediato y así, en la medida de lo posible divagar su mente, del recuerdo de su padre.
Transitaba por los canales y siempre había clientes esperándola... pues era amable y encantadora como su padre.
 Así pasó mucho tiempo, todo era color de rosa, pues recibía muy buenas propinas... por lo que para honrar la memoria de su padre, continúo engalanándola con todo tipo de ornamentación onerosa, gastando fuertes sumas de dinero en ello.
Además, gustaba limpiarla a diario... acariciando su madera, tal cual si se tratase de una persona... pues la amaba casi de una forma irracional.
Una mañana, después de recoger a una joven pareja, con su pequeña hijita de cinco años... la góndola fue atacada por unos maleantes, quienes mataron a golpes a los turistas y la pequeña.
Laura luchó a muerte contra los vándalos, pero eran demasiados... así que casi nada pudo hacer por ellos. 
Uno de los hombres le acertó un golpe, que la hizo caer de espalda, quedando clavada en uno de los puntales, quedando así la góndola llena de sangre. La chica, boca abajo, apenas alcanzó a frotar su mano empapada con sangre en el suelo, exclamando:
¡Observad cómo me han dejado!
Acto seguido exhaló un último suspiro, y murió con el rostro casi desfigurado por el dolor y con los ojos abiertos.
Los hombres asustados huyeron sin llegar a robar nada.
La góndola siguió a la deriva, hasta que chocó con otra góndola; el dueño de la otra embarcación, al ver lo sucedido, se echó las manos a la cabeza gritando:
¡Dios mío que alguien me ayude! ¡Qué desgracia!
Las autoridades se presentaron inmediatamente y evacuaron a todos de la barca.
 A los turistas los repatriaron y a Laura, la enterraron junto a su padre. Toda Venecia lloró su muerte y declararon tres días de luto.
En los días sucesivos, se veía la góndola vagando por los canales, y parándose en cada esquina... como renunciando a relucir su majestuosidad y oró, por todos los canales de Venecia.
La barca continuaba llena de sangre... y para todo aquel que no la conociera... podría suponer esta pintada de rojo.
Los atracadores volvieron a aparecer, y merodeaban el muelle... dispuestos a saltar sobre la góndola par robar todo de ella; y así lo hicieron... más para su horror, la barca parecía tener vida propia, pues se dirigió a medio canal; y allí mismo se dio vuelta completamente... atrapando a los hombres. 
Ellos luchaban por su vida, respirando el aire que contenía, él vació de la góndola... y después de angustiantes minutos, de su interior salió un aire fétido... asfixiando a todos en el acto.

Al rato, la embarcación, volvió a girar en torno de sí, saliendo a la superficie limpia y reluciente. Los ladrones fueron encontrados hasta el día siguiente, flotando en el canal.
En días sucesivos los niños abordaron la góndola, jugaron con ella y se pasearon por los canales de la ciudad; y cuando cansados se sentían se marchaban a casa... sin maltratar o robar nunca nada.
Sin embargo, lamentablemente no sucedió lo mismo con los adultos... pues muchos de ellos trataron de robarla... y la historia se continuó repitiendo: ¡Los ha vuelto a sumergir a todos!
 Esta historia se repitió a lo largo de un año entero... sin importar las diferentes estrategias que muchos bribones, pusieron en práctica a fin de atracar con éxito la nave.

Se cuenta que la góndola desaparece en enero, sin dejar rastro alguno... pero todos los años vuelve en octubre... y permanece hasta finales de diciembre, período de tiempo en el cual navega por los canales, haciendo gala de toda su majestuosidad... y nunca falta quien desee asaltarla; corriendo con la misma suerte que sus antecesores.
Aún hoy en día, muchos afirman que se le ve, paseándose en medio de los canales de Venecia... en búsqueda de eliminar de ese lugar paradisíaco a todo aquel, que busque agenciarse de los bienes ajenos.
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos de Autor