martes, 10 de junio de 2014

..La novia de Internet.



Hoy me encuentro muy enamorado de una linda chica,

ha sido por Internet; ella me tiene loquito, pues es un amor. 

Su foto refleja a una chica preciosa, de unos 20 años; 

habla como los Ángeles, ella con dulzura me llama mi niño. 
Y me dice que se muere por mí, pues conmigo es muy feliz. 
Al lado de ella, los minutos pasan volando y me siento dichoso.
El tiempo ha transcurrido, y ya llevamos seis meses juntos; 
nuestro amor me edifica... pues cada día es mucho sólido. 
Ella me ha descrito todo su cuerpo... centímetro a centímetro;  
me pone muy cachondo, cuando susurra palabras de amor...
Me dice que está en la cama, sentada, sexo en mano, y sobre sus piernas, abiertas,
 frente al ordenador... y que está desnuda completamente.
Mi imaginación se dispara hasta bloquearme, siento calor... Me turbo y aunque lo desee, una palabra no logro a pronunciar. 
Me dice que se introduce el dedito, mientras chatea conmigo...
Ella provoca en mí espasmos y hasta temblores en las piernas.
La verdad es que la añoro, y sueño con ella todas las noches... 
Estamos en una cama los dos juntos, la veo más que hermosa;  
ella es dulce, cariñosa, hacemos el amor, y no quiero despertar. 
Me despierto y sigo soñando... ¡Me ha calado dentro del alma! 
Yo la incito para que se coloque de pie frente a un gran espejo, y se mire desnuda; y que me vaya diciendo,
 cómo es su cuerpo... 
Y cuando entre suspiros ella me responde... me muero de gusto. 
Ella es un monumento de mujer, pues fresca y tersa luce su piel.
Luego, desde la distancia, nuestras almas se funden en una sola; yo le digo que sus manos son las mías, y las mías son las suyas. 
Nos sugerimos lo que debemos de hacer... y nos acariciamos todo;  
e igual nos besamos todo. La verdad es que llegamos a excitarnos. 
¡Solo con las palabras... esta mujer logrará que pierda la cabeza! 
El día de hoy es funesto, pues me he llevado una ingrata sorpresa,
mi chica ha cambiado la foto de perfil... y ahora estoy muy triste.
Lo cierto es, que me siento desconsolado y tengo ganas de llorar.
¡Siento un nudo en la garganta, que apenas me permite respirar!
Tiemblo de dolor y de miedo...me ha dado la muerte Súbita. 
Nunca nos dijimos la edad... más ella no parecía tan joven;  
y nunca nos hemos visto por cámara; pues la mía, averiada, está. 
En la primera foto, lucía de veinte años, y ahora de trece o catorce.
¡Madre mía! Pienso las palabras tan gordas que hemos dicho. Ahora estoy avergonzado, por los momentos de intimidad... 
Le he insistido en que me diga la edad... y ella entre sonrisas, 
con voz entrecortada, me ha dicho: Tengo trece años de edad.
¡Sí! Trece años. ¿Cómo una niña, sabe tanto detalles del sexo? 
No se inmutó, cuando yo le decía: Mi tranca es grande;
todo lo contrario, pues respondía: ¡Con placer la comería toda!
Toda esta situación me está matando... ¡No sé qué hacer ahora!
Tengo treinta y cinco, estoy abrumado; y muriendo de pena. 
La chica se quiere morir también, pues de mí, se ha enamorado. 
Me dice que lamenta... que yo sea un hombre mucho mayor. 
Aparte de miserable; también me siento solo, y abandonado.
¡Es menor! Imposible es continuar la relación. ¡Lloro de pena! ¿Cómo un amor tan hermoso; colmado de momentos de pasión?
¿Puede morir sin esperanza alguna? Más la razón debe prevalecer.
¡Sí! La razón que hoy me deja moribundo, pues me roba la ilusión.
Ahora que será de mí, me ha robado el ánimo de volver a sonreír.
La angustia es grande, siento que ¡Estoy muriendo de dolor!
Ella continúa escribiendo, más decido que no puedo responder.
La chica sigue enganchada al Messenger... y yo, moriré de la pena.
Mi alma se siente contrita... ¡Me siento como un violador!
Mis queridos amigos; si quieren saber, de qué color es la pena...
De una joven deben enamorarse..."su vida será solo una quimera.
Hoy me encuentro perdido... por un bello cuerpo y un alma pura.
¡Un amor que mi mente marchitó, y mi cuerpo igual destrozó!
- Fin -

Yo la busco y no la encuentro más... en mi eterna soledad.
En mi tristeza estoy muriendo, en este mi largo caminar.
Pues yo a ti te sigo queriendo igual... ¿Qué culpa tengo yo?
De haber cumplido esta edad, si por ti amor, yo me muero.
¿Cuándo se apagará mi pesar?
¡No sé, no sé...no sé!

Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.

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