jueves, 12 de junio de 2014

.El niño perdido, de Enricostro. (cuento.)

Erasé una vez, en una pequeña aldea, donde solamente vivían doce familias, las cuales se mantenían en constantes rencillas... y muchos creían que por esta causa, Dios no les permitía seguir expandiendo sus familias; porque en el lugar desde hacía más de quince años, en que no había nacido niño alguno.

Un buen día... una chica del lugar anunció que pronto sería madre... y cuando la noticia se dio a conocer, sin importar los conflictos, todos festejaron, y agradecieron a Dios...

Todos los lugareños sin excepción estaban locos de felicidad, y ansiosos por su llegada. Cuidaron a la madre durante los nueve meses de gestación y dispusieron que se llamaría Jesús; pues él era un ángel enviado del cielo, quien a todos había venido a unir.

Desde el instante que el pequeño vino al mundo, nunca le faltaban brazos para arrullarlo, y todos estaban pendientes de todo cuanto necesitaba.

No obstante, con el paso de los meses, el bebé no parecía ser feliz; ya que no demostraba interés en hacer contacto visual, falta de interés para interactuar, fallaba en la coordinación para sonreír o para gesticular y lloraba mucho.

Transcurrió los dos primeros años, y pronto se convencieron de que padecía de alguna enfermedad... por lo que lo llevaron al médico y después de algunos análisis les informaron que era un niño discapacitado... era autista.

Se lamentaban expresando:
¡Es un niño hermoso y gracioso! ¡Qué pena tan grande que haya nacido enfermo!

Por más que dedicaron tiempo de calidad a Jesús, este llegó a los siete años... y jamás respondía o lograban llamar su atención.

De la misma forma forcejeaba cuando trataban de sacarlo al exterior para tomar el sol... aparentemente, solo gustaba de observar lo que sucedía en los alrededores, a través de un agujero en la pared.

Más, cuando le obligaban a salir, el pequeño se echaba a correr sin rumbo específico; para esconderse en algún lugar cercano; motivo por el cual no podían descuidarlo un solo momento.

Una mañana en que su madre y él tomaban el sol, una de las vecinas llegó para conversar con la mujer... y en un descuido, el niño se echó a correr; pues a pesar del ensimismamiento en el que vivía, parecía que todo el tiempo huía o escapaba de alguien que le perseguía.

Ambas mujeres trataron de alcanzarlo, pero fue inútil.


Mientras tanto, un vecino y su hijo... mientras trabajaban sus tierras, se cruzaron en el camino del niño, y le preguntaron:
-¡Jesús! ¿A dónde te diriges tan presuroso?

Y como sucedía siempre... el pequeño, ni en cuenta de que le estaban hablando; simplemente se echó a correr, más que asustado, rumbo a la salida del pueblo.

Al atardecer los aldeanos se percataron de que el niño no se encontraba en el lugar... por lo que pronto se corrió la voz de que Jesús se había perdido.

Todos se alarmaron y se dispusieron a salir en su búsqueda, pues le querían tal cual si fuese su hijo.



Pasaron por una cabaña, que se encontraba en la salida del pueblo, y le preguntaron al dueño si había visto pasar a un niño. -Juan... ¿Has visto a Jesús?
¡Sí! Lo vimos esta mañana pasar corriendo por el camino; lo llame, pero como siempre él simplemente me ignoró. Creo que algo le estaba sucediendo, porque corría como alma que lleva el diablo.

-¿Por dónde se fue?
rápidamente contestó:
-Se fue para el norte... camino a los aguacatales.

Como ya era tarde, decidieron regresar a la aldea, en búsqueda de antorchas y agua para beber... se dividieron para abarcar más terreno,,, y al cabo de las horas se reunieron sin pista alguna de Jesús. Parecía que la tierra se lo había tragado, pues no habían encontrado rastro alguno.

Estaban exhaustos, por lo que decidieron pedir más ayuda en unas cuantas horas; y tan pronto amaneció reanudaron la búsqueda, los de más.

El infortunado niño, había pasado la noche en los descampados del campo, muerto de frío, hambre... pero sobre todo de sed; así que decidió seguir caminando en búsqueda del vital líquido.

Apenas había avanzado unos pasos, al amanecer cuando de nueva salió corriendo, despavorido al percatarse de que le seguían... corrió y corrió, hasta adentrarse en unas zarzas de cientos de metros.

Los del pueblo, continuaron escudriñando cada rincón, más no lograban encontrarlo.


Mientras tanto, Jesús, se alejaba mucho más de ellos, pues apenas comenzó a detener su estampida, hasta el atardecer... cuando el cuerpo no le daba para más.

Para esas instancias ya se encontraba deshidratado y con toda la piel de su cuerpo destrozada por el zarzal... terminando por desmayarse quedó tendido sobre la hojarasca del lugar.

Los vecinos decidieron volver al pueblo y poner al tanto a la guardia civil; ya que ellos tenían un perro entrenado, el cual era diestro para rastrear personas desaparecidas.

Cuando llegaron a la comisaría, pusieron al tanto a las autoridades y el sargento molesto les llamó la atención:

-¡Es increíble lo que me estáis diciendo!
¿Por qué no nos habéis avisado antes?

Los lugareños simplemente le contestaron, que en otras oportunidades ellos mismos le habían encontrado, y creían que esta sería una de tantas veces, donde lograrían ubicarlo sin mayores complicaciones.

Rápidamente, se dispusieron a salir. La madre llevó una camiseta del niño, la cual sirvió para que el perro la pudiese olfatear y así salir en su búsqueda.

El can inmediatamente se echó a correr ladrando... y al cabo de dos extenuantes horas, por fin lo encontraron... más habían llegado tarde¡Jesús había muerto!

Todos se lamentaban y lloraban su muerte, preguntándose por qué el niño se había echado a correr y había escapado tan asustado de su hogar.

Los aldeanos jamás llegaron a saber qué fue lo que sucedió con el pequeño...


Más yo sé, que él huía de su misma sombra, ya que aunado al hecho de ser autista, sufría de algún trastorno confuso, lo cual es el pavor por todo tipo de sombras; y en el caso particular de Jesús, él temía incluso de la silueta que parecía perseguirlo a todo lugar.
Les comparto esta historia... porque es muy triste, aunado al hecho que es importante hacer conciencia del sumo cuidado, que debemos de brindar a estas personas.

Bienaventurado todo aquel, que recibe y abraza a un discapacitado; pues son ángeles especiales... enviados por Dios; con la misión de hacer de nosotros, mejores personas y dejar huellas en nuestros corazones, que nunca se borrarán...
solo hubo un detalle que nadie se esperaba
cuando la ambulancia llegó con él, hasta el hospital, Jesús abrió un ojo y Dijo, agua, agua.
Más llego hacerse bastante mayor llegando a los noventa y cinco años.  


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*

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