Una flor solitaria,
con su libro se encontró,
en un día triste de otoño,
que ya quedó sin pasión.
Su dueño muerto yacía,
dentro de la habitación,
De, hay este crisantemo,
llorándole en su interior.
Ya no hay esperanza,
ya no hay ilusión,
se acabaron las alianzas,
para este pobre corazón.
Que no terminó su historia,
y a medias, el libro quedó,
Qué tristeza que penumbra,
todo gris se convirtió.
Ya suenan las campanas,
ya llaman a este señor,
Que ya entran por la puerta.
En su cuerpo yacente,
esta flor alguien la posó.
ya lo llevan entre cuatro,
al mundo de la razón,
descansando para siempre,
en un mundo sin pasión.
Enrique Nieto Rubio.
derechos reservados.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.