El cerdito heladero,
que aún helado besaba
y tanto que le gustaba,
que todo se lo comió,
que de llorando se quedaba.
Cuando el helado terminó,
que a su mamá le rogaba,
cómprame un helado, por favor.
La madre le contestaba,
más helado ni hablar,
que te pondrás muy Malito,
y seguro te morirás.
Hay mamita te lo pido,
dame un helado, por favor,
con cariño te lo digo,
o moriré con dolor.
O cerdito te lo ruego,
no me insistas nunca más,
si acaso mañana,
si te portas, lo tendrás.
Enrique Nieto Rubio.
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