¿Sí? Esta agua, quisiera ser,
para tu rostro acariciar,
y meterme por tu piel,
y en tu cuerpo poderme quedar.
Dame, pues, esos labios hermosos,
y en tus mejillas yo quedaré,
colmándote de deseos,
llenándote de placer.
Déjame quedar contigo,
no te me vayas a secar,
deja que yo te refresque,
por toda la eternidad.
Siénteme correr, por tu cuerpo,
a tu ombligo e de llegar,
y esconderme dentro de él,
y hacerte un mundo en tu desván.
Que te llene de caricias,
que tú sientas mi querer,
que estemos los dos juntos,
donde tú quieras que estés.
Hermosa eres mujer,
para sostenerme en ti,
yo te aré saber,
lo que se siente al gemir,
noches de deseos te daré,
lunas de amor y sin fin.
Jugaremos como niños,
con mil gotas frenesí,
Guárdate de la calor,
siente el fresquito en mí.
Nos quedamos los dos,
y seremos muy felices, aquí,
rodeándonos de sueños,
amores y que sé yo.
Y que el mundo se entere,
como seremos los dos,
agua limpia cristalina,
y un cuerpo con resplandor.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos reservados.
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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