Rosinda una preciosa niña,
soñadora y llena de vida,
Esperando ese amor,
que nunca llegará,
Pero ella aún sigue soñando,
a que lleguen sus papás.
Todas las puestas de sol,
y en su columpio siempre está,
todos los días esperando,
a que lleguen no más.
Que aun pasando el tiempo,
esos nunca llegarán,
pues quedaron en la cuneta,
fuera de la ciudad.
Rosinda sigue esperando,
en este atardecer,
y las cigüeñas ya se marchan,
para recogerse también.
Qué mala suerte que tuvo Rosinda,
en este sentir.
Pero llegará el día,
quien se enamore de ti.
Rosinda pasan los días,
y ya es una mujer,
y un pillin, que la vigila,
ya se la quiere comer.
Y sus días de felicidad,
para siempre ha de tener.
Enrique Nieto Rubio.
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