jueves, 1 de octubre de 2020

..De acampada de Enricostro para mayores.

 



Una mañana de verano; Rafi, Loli, Paco, una sobrina de Paco de tres añitos y yo; decidimos acampar a la orilla del Guadalquivir, debajo de una alameda.
En ese tiempo, Rafi y yo...no éramos pareja ni nada; aunque ella a mí me gustaba muchísimo. Y bajamos todos. Era de una arena finita y muy suave.
Sobre las diez de la mañana, teníamos las dos tiendas montadas, íbamos para tres días.
Pero yo no le gustaba a ella, además de ser... seis años mayor que ella y un poco feo. ¡Vamos, eso creo yo! Qué guapo no soy, pero yo a ella la deseaba.
El caso es que comimos sardinas y panceta.
Ella es chachi, ¡Yo muy pegado a ella¡La verdad es que quizás la agobié demasiado; más ella se veía que no quería nada conmigo!
A las tres del medio día, ya ella se sentía incómoda por la situación.

No sé, quizás la agobie un poco. El caso es
 que nos dijo: ¡Me voy a mi casa!
- ¿Sola.? ¡Sola... ni hablar! ¿Y si te pasa algo, qué?
Así que la acompañé.
Ya llegando al barrio, cerca de su casa, me dice: ¡¡Adiós.!!
Salió corriendo, mientras yo me quede parado viendo como la chica que yo quería, se marchaba de mi lado, para nunca más ver.
Mi corazón corría a ciento veinte pulsaciones por minuto... En fin, dije yo:
¡Bueno, otra vez será!
Yo soy un chico o al menos así me considero, alegre y divertido.
Me fui para el campamento nuestro, y bueno... allí jugando con la arena y mis amigos, la verdad es que lo estábamos pasando bien; teníamos un Casete y con nuestra música estábamos muy a gusto allí.

Sobre las siete apareció Rafi, con un chico de su edad... quienes se acercaron entusiasmados.
¡Hola! Dijo Loli.
- ¡Hola! ¡Que hemos venido a dar una vuelta.!
Loli le ha preguntado:
Bien, ¿queréis un refresquito de la nevera?
- ¡¡Bueno.!!
Yo no la miré para nada, seguí jugando con la cría, estábamos haciendo un castillo de arena, y ella se acercó preguntando:
¿Os ayudo.?
¡¡La niña dijo bueno.!!
A la torre le estábamos haciendo túneles con las manos, ella empezó a hacerlos enfrente de mí; de vez en cuando, nuestras manos se juntaban por debajo de la torre, y parecía darnos chispazos eléctricos. Ella me miraba... yo a ella no.
No quería incomodarla, además había venido con el chico aquel; y así nos dieron algo más de las nueve de la tarde. Cuando el castillo se derrumbó, chocaron nuestras tres manos dentro.

¡Laura, la niña se echó a reír, como una loca! ¡Jajajá! ¡Jajajá! Así los tres.
Nos caímos en lo alto del montículo, riéndonos los tres, lo pasamos estupendo. Ya estaba oscureciendo, cuando el chico dijo:
- ¡¡Me tengo que ir.!!
Yo le pregunté: ¿No te quedas? ¡Hay sitio!
- ¡¡No, es que mi madre no sabe nada.!!
Loli, al ver que Rafi no se iba, preguntó:
¿Tú no te vas?
¡¡No, yo me quiero quedar.!!
¡Ahhh bueno! ¡Lo pasaremos pipa! Decía Loli.
Rafi, decía: ¡Seguro que sí.!
Yo callado, no me atrevía ni a mirarla. Ya cenando Rafi, a mí se dirigía todo el tiempo:
¿Por favor, me pasas el pan?... ¿Me das una servilleta?... ¿Me podrías traer un vaso?
Bueno, yo estaba hecho un lío, porque todo me lo pedía a mí.
Ya ha oscurecido, la noche era negra; pero al lado había otra familia con niños.
Esa familia hizo que estuviéramos más protegidos todos, y así más tranquilos, y que lo pasaban de muerte.
Estuvimos los cuatro, hasta cerca de la una de la madrugada, charlando.

Cómo el frío comenzaba a sentirse; la niña, Paco y Loli decidieron meterse en su tienda, y se les escuchaba cuchichear.
Las farolas del puente romano, se reflejaban a todo el largo del río.
Ya un poco cansados, pues nosotros no teníamos nada que decirnos. Pero tampoco nosotros nos atrevíamos a entrar en la tienda; pues los dos juntos era un corte... pensando si ella entraba antes o yo.
Nos metimos dentro los dos y a la vez, cerramos para que los bi chillos no entraran.
Paco y Loli estaban haciendo "eso" bajito, pero se sentía su respiración. Rafi se pegó a la niña y yo allí, en medio a mis anchas, nos echamos a dormir.
Sobre las cuatro de la madrugada, se despertó Rafi, pues quería hacer pipí, y me despertó.

¡Oye!
¿Qué quieres.?
¡Tengo necesidad de hacer pipi!
¿Y.?
¡Sal conmigo! ¡Tengo miedo allá fuera!
Ella no quería salir sola... así que salimos. Ella hizo pipí; y yo aproveché a hacer... un poco más adelante también.
Le dije:
¡¡Ven!! ¡Vamos a ver una cosa.!
Nos acercamos a la orilla, era como una pequeña playa; las farolas con luz baja, reflejándose en el río. Nos sentamos en la orilla, y como estaba bastante oscuro, ella se pegó a mí... además que hacía fresquito. Le dije:
¡Mira las estrellas!
Me respondió: ¡Sí! Parecen como si se pudieran coger, ¡Son preciosas!
Con el reflejo de las luces lejanas, yo le apartaba el flequillo de la cara; ella se estremecía mirando hacia arriba... era como un manto de estrellas. Yo le pregunté:
- ¿Vez aquella que se mueve? ¿La vez.?
¡¡Sí, sí.!!
- Pues eso no es una estrella... ¡Es un satélite!
¡¡Ahhh!! ¡Cómo corre.!!
- ¡Pues sí! Va muy rápido.
Entre palabras le decía: ¡Eres preciosa!

Ella tan solo decía: ¡Ajá!
La tenía pegada a mi pecho, echada sobre mí; yo no pude más... la rodeé con mis brazos y ella se encogía acurrucándose entre mí. ¡Yo me moría por besarle!
Ella mirando hacia arriba preguntó:
¿En qué piensas?
Yo, sin quitarle la vista de su hermoso rostro, le respondí:
¡Me gustaría besarte!
¡Ayyy! ¿Por qué no lo haces?
Tenía esos labios carnosos de una chica de diecisiete años, digna para comérselos; eso es lo que hice. Le bajé la cara despacito, chupeteándole esos labios tan ricos.
Nuestros cuerpos parecían enredarse, nos abrazamos fuertemente; y perdí la cuenta de los besos que le di.
Me la comería entera, en ese mismo instante.

Ya se hizo el frío, y el río llevaba como unas pequeñas olas. Así que le invité a entrar en la tienda de campaña... y le dije:
¿Nos metemos.?
¡¡Si tengo frío.!!
¡Venga!
Entramos... como no teníamos mucha ropa; ella pegó su culito dentro de mí y así amanecimos.
A la mañana siguiente, Loli se marchó con Rafi a dar una vuelta, y mientras caminaban, Loli le preguntó:
¿Cómo ha ido la noche.?
¡¡Ahhh nadie como tu guarrilla!! ¡¡Que echasteis un polvo que... para qué.!!
Ahhh bueno... ¿Y tú qué tal?
¿Estuvimos casi toda la noche abrazados, mirando las estrellas y nos besamos?
¿Pero te gusta.?
¡¡La verdad, es muy cariñoso y atento; me da seguridad y me hace sentir!
¿Sabes? Entre nosotras te comento, que hasta me corrí cuando me besó tan seguido... ¡Nunca jamás he sentido tanta emoción junta.!

Dándole con la mano en su culo, Loli decía:
¡Anda cachonda.!
Rafi le dice: ¡Ayer por la mañana no me gustaba! Pero hoy me tiene, que me lo como todo.
Nada más levantarnos, me ha ofrecido café, y le he besado; diciéndole buenos días.
¡Hola, a lo más bonito del campo! ¡Que si fueras rosa, te envidiarían todos los árboles de aquí!... seguro.
Hoy hemos estado jugando a las cartas y al dominó; corrimos y jugamos en la arena, revolcándonos. Nos hacíamos cosquillas, yo estaba que echaba hasta chispas, con ese cuerpo que tanto me hacía sentir.
Ya en la noche repetimos menú, Loli y Paco repitieron polvo, y nos tenían cachondos; creo que lo hacían más fuerte para picarnos. Ya lo creo que nos picó; pues no pudimos aguantar más.
Nuestros pies se juntaron, y después lo demás nos comimos enteros. Nos revolcamos de todas las maneras; estábamos como desesperados, ella quería y no quería.

Más yo no podía más, no teníamos protectores; así que decidimos tocarnos y chupetearnos hasta más no poder. Nos corrimos como críos y muertos nos quedamos. Yo le decía:
¡Mi niña! ¿¡Cuánto te quiero! ¡Cómo te he deseado! ¡Te quiero!
¡¡Yo también te quiero.!!
Y así pasaron los tres días de acampada; algo maravilloso, que nos ha durado muchísimos años.
Y hoy en día mis emociones y mis deseos siguen siendo, como desde ese primer día.
Un saludo a Rafi, quien hoy, es mi amada compañera.

Derechos de Autor.
Enrique Nieto Rubio

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