jueves, 31 de octubre de 2013

.La niña del lucero.(cuentos)


Trece, trece años tenía, más bonita que un sol,
en una noche muy turbia, se peleó con su amor.
Corriendo desesperada, lleva roto el corazón,
por estas calles oscuras, llenas de desolación. 
Ya se vio en el olvido, y llorando de dolor;
parándose en una esquina, ha perdido la razón.
Ya se encuentra perdida, ya no sabe dónde ir, 
por esas calles siniestras, ella se quiere morir. 

En la inmensa oscuridad, y encogida en un rincón, 
ya el terror se apodera, de su propio corazón. 
Con la mirada perdida, mirando hacia otro rincón, 
pues aquel rincón está peor, pues en este estoy yo. 
Ha dado otra carreríta, el miedo ya la acorrala, 
ya no existen las casitas; está en medio de la nada. 
En un bosque profundo, mirando al cielo se ha quedado, 
con millones de estrellas, que su Dios le ha entregado.




Ella se siente segura, y no, no sabe por qué, 
pues está la luna con ella, más dándole su querer. 
Un lucero ha caído muy cerca, casi juntito a sus pies, 
más la niña se ha agachado para poderlo coger. 
O lucero cielo mío, que has venido por mí, 
yo que me muero de frío, y tú que te mueres por mí. 
Con las manos cerradítas, aquel lucero brillaba, 
mientras sus manos se encendían, todo el bosque iluminaba. 
Y la luna le decía, ya no le temerás a nada, 
con un resplandor muy fuerte, su rostro iluminaba. 
Va Saliendo ya del bosque, y en el pueblo se ha adentrado, 
su novio que la buscaba, para pedirle perdón. 
Corría despavorido, sin sentido y sin razón, 
él la llamaba Cintia, ella nunca le escuchó. 
Más él la seguía buscando, corriendo y con tesón 
él le pregunta por ella, y le contesta un rincón.



En aquel rincón la vi, pues en este solo estaba yo...
El chico salió corriendo, y al otro rincón se fue. 
Y de nuevo preguntaba, si ha visto su querer, 
este le ha contestado, aquí estuvo una vez. 
Dejándome su pañuelo, con lágrimas por su querer, 
por donde se ha ido, dímelo por favor. 
En busca de una estrella, que le ha regalado el sol, 
él mira para todos lados, y el se quiere morir. 
Pues si le pasara algo, ya no querrá el vivir, 
un resplandor luminoso, allá a lo lejos se ve. 
Él le llamaba Cintia a ella, y se acercaba también. 
El joven la seguía encantado, corriendo y a paso fijo. 
Con lágrimas en los ojos, al ver que no la ha perdido, 
ella se acerca hacia él... ¡Él con ella chocará! 
Si alguien no lo remedia, ya pegados quedarán, 
y siempre estarán juntos, para toda la eternidad.

-Fin- 

Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados*

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