Mucho... mucho,
la quería, y ella se marchó.
Me destrozó la vida,
y me destrozó el corazón.
Cantos de sirenas,
en una carta me envió;
diciéndome yo te quiero,
como a un hermano.
Algunos años después,
ella se fue al cielo...
Y yo la sigo esperando;
pero ella nunca volverá.
Hoy con otra me he casado;
pero a ella nunca la olvide.
Pues nunca se dio el encuentro,
de volverla a ver.
Mis ojos han quedado ciegos;
con el canto de aquel querer.
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos de Autor*
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