Ya por fin ha llegado,
la diosa de mi pasión...
la diosa de mi pasión...
Es la linda primavera,
la deidad del amor.
la deidad del amor.
Que con tantas caricias frescas,
y los aromas de flor,
y los aromas de flor,
has llegado primavera,
hermosa como tú no hay dos.
hermosa como tú no hay dos.
Caminaremos por los valles,
prados y las montañas,
prados y las montañas,
haremos el amor,
con el lucero del alba...
con el lucero del alba...
Soñaremos bajo la luna,
y miraremos un nuevo amanecer.
y miraremos un nuevo amanecer.
Acariciaremos todas las flores,
y nos besaremos después.
y nos besaremos después.
Y cuando el sol aparezca,
le contaremos que fue...
le contaremos que fue...
En una noche traviesa,
cuando aún no había llegado él.
cuando aún no había llegado él.
Nos acariciábamos los cuerpos,
con flores de tu querer;
con flores de tu querer;
y con gran pasión;
hicimos el amor,
hasta este amanecer.
hicimos el amor,
hasta este amanecer.
Primavera hermosa mía,
eres la única dueña de mi querer,
eres la única dueña de mi querer,
que no te marches tan pronto,
que te quedes hasta más ver,
que te quedes hasta más ver,
para que así, nos inunden,
las pasiones, de este nuevo querer.
las pasiones, de este nuevo querer.
Primavera amada mía...
permanece cerca y con mi querer;
permanece cerca y con mi querer;
que con ese exquisito aroma,
me enloqueces hasta la piel.
me enloqueces hasta la piel.
Estaría besándote primavera,
hasta romperme la piel...
hasta romperme la piel...
Pues yo a ti siempre te he anhelado,
aunque no seas mujer.
aunque no seas mujer.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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