¡Ay esposa mía!
Que en los huesos me he quedado...
toma esta rosa mi amor,
para que vivas a mi lado.
para que vivas a mi lado.
Tanto tiempo trabajando,
y viviendo por y para ti;
y viviendo por y para ti;
ahora no quieres esta rosa,
pues no te quieres morir.
pues no te quieres morir.
Mira si fuisteis fina,
que tu café yo me he tomado...
que tu café yo me he tomado...
¡Te fuiste a la otra esquina!
y... contra la pared me he estrellado!
y... contra la pared me he estrellado!
Toma esta rosa mía;
y por favor no me hagas más padecer;
y por favor no me hagas más padecer;
que los huesos se me enfrían,
si no tengo más, tu querer.
si no tengo más, tu querer.
Anda amada mía, y vente tú conmigo,
que muy solito estoy;
que muy solito estoy;
pues duermo tan poquito,
que ya no noto la candidez...
que ya no noto la candidez...
De ese cuerpo de esposa,
que antes junto a mi lado sentía.
que antes junto a mi lado sentía.
Anda y quédate la rosa,
que por mis huesos tú estas...
que por mis huesos tú estas...
Y yo te daré otra cosa,
que prometo te gustara.
que prometo te gustara.
Anda y no seas niña,
tonta vente tú conmigo,
tonta vente tú conmigo,
que jugaremos a cosas,
como en antaño... aquí escondidos.
como en antaño... aquí escondidos.
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos Reservados*
colaboradora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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