En una gruta secreta cerca del Machu Picchu, he descubierto una civilización perdida.
La historia de estos seres es de hace cien millones de años, que data desde que un meteorito grandísimo destruyó la vida en la tierra por completo.
Cuando sus ojos vieron ese resplandor tan tremendo, quedaron cegados para siempre; murieron casi todos; y los pocos que consiguieron vivir, lo hicieron arrastrándose como pudieron, con sus cuerpos quemados por la expansión de luz, y jamás salieron del fondo de la tierra.
Se fueron adaptando al clima de las entrañas de la tierra, comían raíces y lo que podían... y las nuevas generaciones eran ciegas de nacimiento.
Con el paso de los siglos, construyeron una gran ciudad dentro de la tierra, y todo aquel que osa subir a la superficie, muere calcinado por los rayos del sol... pues los cuerpos, al contacto de la luz, se secan inmediatamente.
Las personas no utilizan indumentaria alguna, ni nada de eso; solamente collares. Sus cuerpos quedaron transparentes desde entonces, viéndose todos sus órganos internos.
Sus corazones se ven latir perfectamente y se observa cómo sus pulmones se expanden con la respiración...es hermoso el funcionamiento del cuerpo humano.
Su piel es como si fuera de cristal, y así mismo parece muy frágil.
Me han permitido tocar sus cuerpos y dan repelús, pues son fríos y tersos.. Tal cual como si tocara el vientre de un lagarto.
El rostro es como el de una persona común, solamente que sus ojos parecieran que flotan dentro de sus órbitas, y su cráneo es igual de transparente y sin cabello alguno... así como en el resto de todo su cuerpo... pero aun así bellísimos.
Tienen su propio idioma, muy diferente al de la tierra; pero son muy atentos; sin embargo, por su frágil naturaleza, desconfían de los humanos y jamás se han dejado ver por uno de ellos.
Aunque todos saben que en lo alto de la tierra, hay millones de personas; no han realizado esfuerzos para salir, pues solo desean vivir en secreto... pero sobre todo en paz.
No sé, como lo han logrado, porque no hay farolas o bombillas; pero aquí abajo, hay luz artificial; más no sé, pero para qué la quieren, pues no pueden ver... a no ser que la utilicen para cultivar sus alimentos, o para crear algún tipo de calefacción.
Aunque todos saben que en lo alto de la tierra, hay millones de personas; no han realizado esfuerzos para salir, pues solo desean vivir en secreto... pero sobre todo en paz.
No sé, como lo han logrado, porque no hay farolas o bombillas; pero aquí abajo, hay luz artificial; más no sé, pero para qué la quieren, pues no pueden ver... a no ser que la utilicen para cultivar sus alimentos, o para crear algún tipo de calefacción.
Este lugar es casi un paraíso, ya que es una civilización muy bien organizada. Los niños y niñas, juegan sin temor a que puedan lastimarlos o secuestrarlos; y los adultos pueden salir de casa a cualquier hora, sintiéndose seguros.
No existen enfermedades de ninguna clase, por lo que sus habitantes solamente mueren al alcanzar su límite de edad, que es más o menos al llegar a los cuarenta.
Pero todo aquel que ha aprovechado la noche para salir, y trata de subir para realizar contacto alguno, en el intento han muerto...no quedándoles más que recogerlos y ofrecerles sepultura.
Sus características principales, es que son muy cariñosos, humildes, fieles a sus creencias y temerosos de todo lo desconocido...es un mundo diferente y casi perfectos.
Hasta el momento, me tratan con bastante recelo y desconfianza... pero al final creo que terminarán por aceptarme.
Esta aventura comenzó cuando en el mes de julio de 1953; me encontraba de vacaciones y de turista paseando por esos montes perdidos, con sus selvas boscosas.
Llegué a un tramo en el que, se indicaba, era prohibido ingresar a esa zona; más cuando desee regresar, a causa de las fuertes lluvias, súbitamente resbale cayendo por un acantilado.
No tengo idea cuanto tiempo estuve inconsciente; más lo cierto es que, son de buen corazón y cuando he despertado ya me estaban curando.
Con señales hemos logrado comunicarnos, y les estoy contando todo lo que hay "arriba"; y ellos, a su vez, me han contado todo lo ocurrido a través de su existencia.
Hasta el momento, me tratan con bastante recelo y desconfianza... pero al final creo que terminarán por aceptarme.
Esta aventura comenzó cuando en el mes de julio de 1953; me encontraba de vacaciones y de turista paseando por esos montes perdidos, con sus selvas boscosas.
Llegué a un tramo en el que, se indicaba, era prohibido ingresar a esa zona; más cuando desee regresar, a causa de las fuertes lluvias, súbitamente resbale cayendo por un acantilado.
No tengo idea cuanto tiempo estuve inconsciente; más lo cierto es que, son de buen corazón y cuando he despertado ya me estaban curando.
Con señales hemos logrado comunicarnos, y les estoy contando todo lo que hay "arriba"; y ellos, a su vez, me han contado todo lo ocurrido a través de su existencia.
Para mi infortunio no puedo quedarme con ellos eternamente, pues mi cuerpo no está capacitado para vivir en sus condiciones; por lo que me han suplicado jamás revele el lugar donde se encuentran asentados.
Son seres que cuentan con una inteligencia excepcional, y en escasos días, han aprendido mi idioma a la perfección. Y este logro ha sido solamente a base de escuchar mis relatos... ¡Son increíbles!
Ellos tienen la creencia de que, algún día, vendrán a por ellos, seres de una estrella paralela a la nuestra, y que son iguales que ellos.
Yo les he preguntado, que cómo es esto posible; ya que nosotros contamos con aparatos de alta tecnología y no sabemos nada de ese planeta: Ellos me informan que esa estrella, se encuentra detrás de otra estrella más grande, y que es imposible verla desde la tierra... puesto que se encuentran paralelas... o algo así. ¡Qué sé yo!
Me ayudaron a salir de ese lugar por un pasadizo secreto... caminé y caminé, perdido casi por un año; y hoy por hoy no tengo la más remota idea, del lugar donde caí, o mucho menos tengo idea de dónde se encuentran.
Espero que mis amigos, algún día, sean rescatados por gente del más allá.
Hasta el día de hoy, no hay reportes de que alguien más los haya visto, o al menos tener un encuentro cercano con ellos.
Aprovecho este escrito, para enviarle un saludo a las personas "de cristal"; que en su momento, al dirigirme a ellas, así les llame.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.
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