Es de noche... aquí en Marbella,
una ciudad a la orilla del mar;
una ciudad a la orilla del mar;
salgo de este departamento,
pues la soledad me está matando.
pues la soledad me está matando.
Pensativo salgo buscando,
las olas del mar,
bajo la luz de las farolas.
las olas del mar,
bajo la luz de las farolas.
Hace mucho frío y sopla un viento cortante...
mis lágrimas van cayendo.
mis lágrimas van cayendo.
Paso a paso... la angustia me ahoga,
pues mi amada Laura Copperfield;
pues mi amada Laura Copperfield;
mi entrañable y fiel enamorada...
esta mañana ha dejado de respirar...
esta mañana ha dejado de respirar...
cuando cautelosa se disponía,
a cruzar la calle, por un paso de cebra;
a cruzar la calle, por un paso de cebra;
un mal nacido bebido,
hasta las trancas,
infortunadamente la arrolló.
en su delantera;
dejando un rastro en la vía,
de casi veinte metros de sangre.
dejando un rastro en la vía,
de casi veinte metros de sangre.
Laurita venía a mi lado;
agarradita de mi mano...
y ese hombre me la arrebató.
agarradita de mi mano...
y ese hombre me la arrebató.
Algún día soñábamos con casarnos...
y ahora,
en mil pedacitos, tengo, mi corazón.
y ahora,
en mil pedacitos, tengo, mi corazón.
Aun en este momento, siento su mano,
junto a la mía...
casi puedo percibir su calor;
junto a la mía...
casi puedo percibir su calor;
y el murmullo de las olas,
parece hablarme;
y creo escuchar, su dulce y melodiosa voz.
parece hablarme;
y creo escuchar, su dulce y melodiosa voz.
Sí, las olas del mar,
tal cual ella acostumbraba,
tal cual ella acostumbraba,
me susurran palabras de amor;
sin embargo, todo es producto de mi imaginación...
pues ni la luna me hace guiño.
pues ni la luna me hace guiño.
Fijó la vista en el horizonte, y en la lejanía,
sobre las olas del mar,
me parece ver su silueta; o quizás es mi llanto...
sobre las olas del mar,
me parece ver su silueta; o quizás es mi llanto...
el que se mezcla,
con las gotas de la inmensidad,
del turbulento mar.
con las gotas de la inmensidad,
del turbulento mar.
Me pierdo entre la bruma...
sigo vagando triste y acongojado,
porque el rumbo he perdido.
sigo vagando triste y acongojado,
porque el rumbo he perdido.
Me encuentro totalmente, desamparado;
sin ella nada me queda...
pues nadie por mi espera.
sin ella nada me queda...
pues nadie por mi espera.
Mísera muerte la de dos corazones,
ilusionados;
que en el mismo ataúd, deberán de cargar...
ilusionados;
que en el mismo ataúd, deberán de cargar...
En el gélido encierro, del sagrado sepulcro;
nuestros corazones,
en uno solo se fundirán.
nuestros corazones,
en uno solo se fundirán.
Y por siempre... nuestras almas benditas,
en el cielo perpetuamente,
se amarán.
en el cielo perpetuamente,
se amarán.
¡Porque con su imprevista partida!
yo he muerto también!
yo he muerto también!
Enrique Nieto Rubio.
*Derechos Reservados*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.