martes, 14 de octubre de 2014

.El llanto de Dios...en un mundo de guerra.por Enrique.

Se cuenta que una vez, cuando se llevaba a cabo una de tantas guerras sanguinarias, y las bombas llovían a mares en todas las ciudades; el llanto de Dios fue tan grande... que inundó los cielos, y se desbordó por toda la faz de la tierra.

Los explosivos derribaban todo a su paso, matando miles de hombres, mujeres y niños. 


No existía lugar alguno donde resguardarse, pues edificios y montañas fueron derribados... era el horror más grande, nunca antes vivido por ser alguno. Ante tal destrucción y desolación... Dios se encontraba devastado ante la pérdida de su amada creación.

Algunos decían que sus lágrimas, eran enviadas como bálsamo para refrescar el infierno que en la tierra se vivía... y otros exclamaban que era el castigo por la falta de amor que se existía en la humanidad.

Su llanto, la tierra entera oscureció y todo lo que en ella sobrevivió se tornó en color gris; el verdor de árboles, flores y plantas se desvaneció. Todos cayeron en una depresión tremenda, pues la belleza del mundo se nubló; al cubrirse todo de matices grisáceos.

Las personas lejos de reflexionar y modificar su forma de proceder... fueron aún más infelices y crueles; pues constantemente los vecinos se golpeaban, los padres eran violentos entre ellos mismos, los hermanos se masacraban, los pueblos se odiaban... Nadie concebía amor en su corazón por los demás.

Las mujeres que estaban embarazadas y que no podían dar marcha atrás en el nacimiento de sus hijos, los daban a luz... más no eran bienvenidos con ilusión y alegría.

Después ninguna otra volvió a quedar encinta; pues el sexo no tenía sentido... nadie vivía en armonía o era feliz.

El ambiente en las calles era digno de una película de terror, pues la sangre parecía emanar en las calles sin que nada pudiesen hacer al respecto... dando lugar así, al término de la guerra.

Sin embargo, la degradación del ser humano seguía imperando; pues para ese entonces, a pesar de no contar con lo básico para subsistir...ni tan siquiera alimento, parecía que todo les daba lo mismo; pues no hacían esfuerzo alguno para unirse y enmendar sus errores.

Transcurrieron los años, todos se encontraban endurecidos de corazón, al punto que cuando perdían un ser querido... nadie se lamentaba o lloraba.
Algunos dejaban abandonados a sus hijos en los hospitales y parques... sin que a nadie le importara; muriendo los infelices en condiciones espantosas, ya fuese por enfermedad, de hambre o de frío.

Las enfermedades y afecciones estaban a la orden del día, por lo que eran muchos quienes perdían la vida... y el desdén y poco aprecio por la vida, llego el límite...

Por todo rincón de la tierra, se encontraban cadáveres por doquier..., ya que nadie los enterraba; y a sus gobernantes, por igual, nada hacían por buscar una solución; que les permitiera salir de su inmundicia y degradación.
Todos habitantes del planeta, parecía que morirían... estaban al borde de la extinción. Y a nadie le importaba.

Un bendito día, comenzó a caer una suave y deliciosa llovizna... y cuando escampó, todos se maravillaron, al ver un hermoso arco iris, el cual se podía observar en toda la tierra, de entre todo el paisaje gris que imperaba... Este se lucía radiante con sus vibrantes colores.

Excepcionalmente, las personas que contemplaban el fenómeno de la naturaleza, comenzaron a reflejar en sus rostros endurecidos, sonrisas que les iluminaban... más con en el transcurso de dos horas, el espectro desapareció, volviendo a dejar a todos envueltos en una densa bruma color gris.

Una tarde fría y en la cima de una montaña, se encontraba desnudo y moribundo, un niño abandonado... llamado Antonio.

Su estado era en extremo delicado, pues estaba desnutrido y casi ciego, a causa de una grave infección; quien había llegado a ese lugar para dejarse morir. 

El pequeño apenas respiraba, cuando una tenue llovizna comenzó a caer... y el arco iris volvió a aparecer.

No obstante, con el paso de los minutos, una torrencial lluvia se presentó. El estado físico de Antonio era tan precario... que al caer las gotas de agua sobre su piel... estas lo lastimaban, provocando pequeñas heridas, tal cual si de cuchillas se tratara.

Muchas personas que se encontraban en la intemperie, comenzaron a morir... pues el agua del diluvio, estaba bajo cero grados... y cuando la lluvia cesó, una vez más el arco iris apareció.

Antonio sonrió y en su último aliento, cogió una china, la puso en su paleta y la lanzó con toda la fuerza que le restaba... tornándolo de color naranja, el cual al explosionar provocó un gran estruendo... el cual resquebrajó el arco iris; dando lugar así, a una lluvia de colores, que toda la tierra abarcó.

Las personas, como por arte de magia, comenzaron a saludarse, abrazarse y a besarse de la emoción.

En todo el mundo, se podían observar chispitas de colores, haciendo que todos sus habitantes alucinaran, tal cual si se encontraran en un mundo de fantasía... pues todo el globo terráqueo se iluminó.
Acto seguido, una fuerte adrenalina les invadió, y se dispusieron a recoger cadáveres en putrefacción, para brindarles santa sepultura.

Mientras tanto, las mujeres y los niños ayudaban limpiando todo a su alrededor... pues el mundo sin color y sin vida había llegado a su fin. El mundo había recuperado su belleza y el color... y bajo los rayos del sol radiante, entibiaban sus cuerpos lacerados.

No obstante, el pobre Antonio no fue parte de la celebración, pues desnúdo, quedó tendido sobre la cima del monte; más su cuerpo en estatua, de brillantes gamas de colores, se convirtió. Su rostro quedó observando al cielo, con una sonrisa dibujada en su rostro... y el tirachinas, en su mano derecha.
Cuando lo encontraron, lo llevaron hacia la ciudad; y lo colocaron en el centro de la ciudad, en la plaza mayor... pues para ese momento, se le consideraba el salvador del mundo.

Después algo extraño sucedió, pues la estatua de Antonio apareció en todos los pueblos y ciudades del mundo... la cual sirvió como recordatorio, del amor y respeto que debían de profesarse unos a otros... y por supuesto, jamás una guerra se volvió a concebir.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.