Luciría vivía feliz,
en el jardín del amor,
pues siempre tenía un sentir,
siempre tenía una flor.
Hermosa como es,
ella cantando siempre va,
soñando con las estrellas,
que a él lo pueda acercar.
Ella vive en poesía,
y siempre se está riendo,
pues en su jardín del mediodía,
todos están contentos.
Baila, baila, bailarina,
ya no pares de bailar,
en el jardín de los sueños,
todos cantan sin parar.
Una mañana Luciría,
de pronto dejo de bailar,
pues veía entre la niebla,
un caballero tenaz.
Es su príncipe que se acerca,
pidiéndole un vals,
bailarán con las estrellas,
y la luna que hay esta.
Enrique Nieto Rubio.
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