Ya retiran el cuerpo del torero,
ya lo llevan a enterrar;
torero de cuerpo entero,
que un toríto bravucón lo mató...
Manolete saliendo a la plaza,
ese día algo malo intuyó:
¡Presiento que este será el día!
¡De mi última presentación!
El toro acude a la suerte,
de modo receloso y bravío;
a embestir decidido salió...
Resoplando con ira y furor.
En la primera vuelta,
al elegante y audaz torero susurró:
¡Heroico torerito!
¡Debes saber, que hoy termina tu función!
Subiremos a los cielos,
pues hoy torero te mataré yo.
¡Tú me darás la muerte torero!
¡Y la muerte yo te daré!
Partiremos al infinito,
para presentarnos, ante tu Dios;
y así puedas contarle,
el porqué, la muerte te he dado yo.
Después de tanto matar,
cansado y viejo te encontré...
Ahora unidos y por siempre,
nos quedaremos aquí.
Tu muerte, Manolete,
perpetuamente recordarán...
Y por más tiempo que transcurra,
tú mi torero serás.
Enrique Nieto Rubio
<Derechos Reservados>
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