Su esposo fue ascendiendo grados militares, hasta llegar a Coronel de Infantería.
Transcurrieron duros años de dolor y fatiga. Pues la guerra era muy dura, haciendo muy difícil que compartieron tiempo de calidad.
Así pues, Dolores... cuando su esposo regresaba, gustaba de estar con él, y compartir momentos llenos de pasión con su amado.
Un día, comenzó a sentir algunos malestares, y cuando acudió al médico, este le dijo, que estaba embarazada.
La chica se sentía totalmente feliz, pues ese bebé era fruto de su gran amor.
Pasaron los meses y dio a luz un niño precioso. Como era usual, su esposo, que estaba luchando en el Sahara, no pudo estar con ella.
Pasados un tiempo, al coronel le concedieron licencia y pronto marcho a casa con suma ilusión, pues ambos se profesaban un gran amor.
En los últimos meses, solamente habían podido expresarlo diariamente a través de cartas de amor... y esto era suficiente para Dolores, y así sentirse muy feliz.
Cuando el coronel conoció al bebé, estaba muy feliz... pues era hermoso y muy sano. Lo celebraron por todo lo alto, pues ofrecieron una gran fiesta, invitando a familiares y a todos sus amigos.
Más el coronel tuvo que regresar, pues a media noche le llamaron por teléfono, informando que debía de volver de inmediato.
Dolores, quien era una chica preciosa, bella como pocas... y apoyaba a su esposo todo el tiempo; así pues, igual lo despidió feliz.
La pareja vivió durante mucho tiempo así... él iba y venía; hasta que de nuevo, en una de las visitas de su marido, ella volvió a quedar embarazada... en esta oportunidad nació una niña preciosa.
Tal como era su costumbre, la pareja se seguía enviando cartas de amor... pero por alguna razón, estas no llegaban a destino... tanto ella como el coronel desconocían que esto estaba sucediendo.
La falta de entrega de las cartas, era debida a que el batallón del coronel estaba fuera de combate... todos desaparecidos.
Un año después, Dolores recibió una carta de Intendencia, en la que le informaban:
-Señora Dolores, dentro de seis días... el sábado; su esposo volverá a casa de licencia, y regresará en una ambulancia.
Hasta ese momento, ella desconocía que su esposo, regresaría derrotado y en silla de ruedas para siempre; pues en la cruenta batalla, perdió las dos piernas y uno de sus brazos.
Ella se enteró justo antes de que él arribará, por medio de otro soldado, amigo de la familia.
Para Dolores fue un duro golpe, y lloraba todo el tiempo; más no le importaba, solo quería que su amor llegara, y abrazarlo sin importar como estuviera.
Más en tiempos de guerra, la vida es injusta con todos; y sin importar que algunos ya estén heridos de muerte... se les busca para darles el golpe mortal.
Pues tal como habían anunciado, llegó la ambulancia el sábado tarde; esta se detuvo frente a la puerta de su casa. Dolores ansiosa y emocionada esperaba en la acera, a que sacaran a su esposo... quién llegaba en silla de ruedas.
Sin embargo, apenas habían colocado al coronel en suelo, cuando repentinamente salieron de un coche cuatro saharauis; todos con ametralladoras en mano, acribillando a sangre fría al Coronel y a los dos camilleros que lo trasportaban.
Los hombres, después de cometida su fechoría, salieron huyendo... acto seguido se escuchó un escalofriante grito de los labios de Dolores, quien apenas podía asimilar todo cuanto estaba aconteciendo.
La chica entró en estado de shock, pues había sangre y pedazos de los cuerpos por todos lados... segundos después se desplomó, dándose con el bordillo de la banqueta justo en la cabeza.
La llevaron de emergencia al hospital, mientras que los abuelos se quedaron a cargo de los pequeños hijos.
Dolores estuvo en cama varias semanas, y aparentemente parecía repuesta, pero no era así... había perdido completamente la razón.
Un día, sin decir nada, salió de casa en busca de su esposo... perdida por los cuarteles, a través de la valla de seguridad, preguntaba a los soldados... pero ninguno le daba información alguna, pues no sabían nada de lo sucedido.
La chica se sentaba a esperar y cuando salía algún militar, ella entablaba conversación con él, tal cual como si fuera su esposo.
Algunos infelices se aprovechaban de Dolores, y se la llevaban a algún hotelucho o pensión de mala muerte.
Para sobrevivir vendía sangre en los hospitales, y así tener dinero para comer.
Así, durante mucho tiempo, fue vagando por diferentes ciudades de España. A los años volvió a casa de sus padres, vestida con harapos, llena de bisutería barata, con grandes hematomas, y con un pañuelo en la cabeza; como si fuera una húngara...no sé.
En parte parecía estar bien... pues llamó a la puerta, preguntando si podía pasar.
Los padres, sumamente felices, pero sorprendidos a la vez, la acogieron y recibieron con los brazos abiertos.
Después de pasados unos minutos, se dieron cuenta de que la chica, había olvidado a sus pequeños hijitos; ya que nunca hubo indicio alguno de que les reconociera.
Así pues, los padres optaron por no forzarla; limitándose solamente a acompañarla, y brindarle todo su cariño.
A los pocos días se volvió a marchar, sin dar ninguna explicación. Tan solo marcho con lo único que llevaba puesto, y portando una vieja maleta de cartón, con algunas prendas igual de deterioradas.
Se encaminó rumbo a la estación, y allí, al lado de un banco, se echó a dormir. Cuando el tren paró, ella se subió... olvidando su maleta... en esta oportunidad, ella se bajó, solo Dios sabe donde, pues a ella parecía no importarle a donde iba, o en qué lugar se encontraba.
Para infortunio de la chica, al poco tiempo volvió a quedar embarazada de otro "romance" que tuvo. Pasaron los nueve meses, dio a luz a un nuevo bebé... y lo dejo en el hospital, y de nuevo se largó sin rumbo establecido.
Transcurrieron varios años, y de vez en cuando alguna carta mandaba a sus padres, pero nunca jamás sin preguntar por los críos.
Tiempo después, se supo que andaba por Valencia, donde dio a luz otro bebé, al que abandono a su suerte también.
Más adelante, por Lérida... también dejo a otra niñita, en la casa de unos conocidos.
Deambulando de un lugar a otro, pasaba sus días... volviendo al hospital para continuar con su venta de sangre; después de algunos años... nada más se supo de ella.
Algunas personas comentaban, que en una pensión de mala muerte, había aparecido una mujer muerta, en su aviación, sin identidad alguna... y que fue enterrada en algunos cementerios gubernamental... más nadie sabía donde.
Una de las hijas mayores de Dolores, después de escuchar la historia de madre, se dio a la tarea de buscar a sus hermanos y familiares; para así entender qué le había sucedido a su pobre madre; encontrando que había perdido la razón por un amor... que el ingrato destino le arrebato.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.