viernes, 30 de mayo de 2014

..Los patios cordobeses de Enricostro.



Este es mi patio, de la tierra del corazón;
si lo miras con encanto,
verás que es todo un Amor.

Esta es mi Andalucía,
tierra de mi sentir...
si la vez con alegría,
todos serán más felices.

No la puedes criticar,
pues es todo perfección,
y si miras su cantar...
Todo sale del corazón.
De la casa de mi tía,
nada tiene desperdicio,
pues con tanta alegría,
todos vivimos de vicio.
Y para no hacerme cansino,
no te pondré ninguna más.
Pero si te pongo el link.
Y que lo puedas disfrutar.

Pero nada como en directo,
para disfrutar este amor,
con una copa de manzanilla,
es un gozo y una ilusión.
Que te llena de deseos...
De deseos y de emoción.
Esta es la Córdoba mía,
hermosa como un sol.

Enrique Nieto Rubio.
Derechos Reservados.
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.
google.es/search?q=patios+de+cordoba&espv=2&tbm...

miércoles, 28 de mayo de 2014

..De acampada de Enricostro.






Una mañana de verano; Rafi, Loli, Paco, una sobrina de Paco de tres añitos y yo; decidimos acampar a la orilla del Guadalquivir, debajo de una alameda.

En ese tiempo, Rafi y yo...no éramos pareja ni nada; aunque ella a mí me gustaba muchísimo. Y bajamos todos. Era de una arena finita y muy suave.

Sobre las diez de la mañana, teníamos las dos tiendas montadas, íbamos para tres días.

Pero yo no le gustaba a ella, además de ser... seis años mayor que ella y un poco feo. ¡Vamos, eso creo yo! Qué guapo no soy, pero yo a ella la deseaba.

El caso es que comimos sardinas y panceta.

Ella es chachi, ¡Yo muy pegado a ella¡La verdad es que quizás la agobie demasiado; más ella se veía que no quería nada conmigo!

A las tres del medio día, ya ella se sentía incómoda por la situación.

No sé, quizás la agobie un poco. El caso es que nos dijo: ¡Me voy a mi casa!

- ¿Sola.? ¡Sola... ni hablar! ¿Y si te pasa algo, qué?

Así que la acompañé.

Ya llegando al barrio, cerca de su casa, me dice: ¡¡Adiós.!!

Salió corriendo, mientras yo me quede parado viendo como la chica que yo quería, se marchaba de mi lado, para nunca más ver.

Mi corazón corría a ciento veinte pulsaciones por minuto... En fin, dije yo:

¡Bueno, otra vez será!

Yo soy un chico o al menos así me considero, alegre y divertido.

Me fui para el campamento nuestro, y bueno... allí jugando con la arena y mis amigos, la verdad es que lo estábamos pasando bien; teníamos un Cassette y con nuestra música estábamos muy a gusto allí.

Sobre las siete apareció Rafi, con un chico de su edad... quienes se acercaron entusiasmados.

¡Hola! Dijo Loli.
- ¡Hola! ¡Que hemos venido a dar una vuelta.!

Loli le ha preguntado:

Bien, ¿Queréis un refresquito de la nevera?

- ¡¡Bueno.!!

Yo no la miré para nada, seguí jugando con la cría, estábamos haciendo un castillo de arena, y ella se acercó preguntando:

¿Os ayudo.?

¡¡La niña dijo bueno.!!

A la torre le estábamos haciendo túneles con las manos, ella empezó a hacerlos enfrente de mí; de vez en cuando, nuestras manos se juntaban por debajo de la torre, y parecía darnos chispazos eléctricos. Ella me miraba... yo a ella no.

No quería incomodarla, además había venido con el chico aquel; y así nos dieron algo más de las nueve de la tarde. Cuando el castillo se derrumbó, chocaron nuestras tres manos dentro.

¡Laura, la niña se echó a reír, como una loca! ¡Jajajá! ¡Jajajá! Así los tres.

Nos caímos en lo alto del montículo, riéndonos los tres, lo pasamos estupendo. Ya estaba oscureciendo, cuando el chico dijo:

- ¡¡Me tengo que ir.!!

Yo le pregunté: ¿No te quedas? ¡Hay sitio!

- ¡¡No, es que mi madre no sabe nada.!!

Loli, al ver que Rafi no se iba, preguntó:

¿Tú no te vas?

¡¡No, yo me quiero quedar.!!

¡Ahhh bueno! ¡Lo pasaremos pipa! Decía Loli.

Rafi, decía: ¡Seguro que sí.!

Yo callado, no me atrevía ni a mirarla. Ya cenando Rafi, a mí se dirigía todo el tiempo:

¿Por favor, me pasas el pan?... ¿Me das una servilleta?... ¿Me podrías traer un vaso?

Bueno, yo estaba hecho un lío, porque todo me lo pedía a mí.

Ya ha oscurecido, la noche era negra; pero al lado había otra familia con niños.

Esa familia hizo que estuviéramos más protegidos todos, y así más tranquilos, y que lo pasaban de muerte.

Estuvimos los cuatro, hasta cerca de la una de la madrugada, charlando.

Cómo el frío comenzaba a sentirse; la niña, Paco y Loli decidieron meterse en su tienda, y se les escuchaba cuchichear.

Las farolas del puente romano, se reflejaban a todo el largo del río.

Ya un poco cansados, pues nosotros no teníamos nada que decirnos. Pero tampoco nosotros nos atrevíamos a entrar en la tienda; pues los dos juntos era un corte... pensando si ella entraba antes o yo.

Nos metimos dentro los dos y a la vez, cerramos para que los bichillos no entrarán.

Paco y Loli estaban haciendo "eso" bajito, pero se sentía su respiración. Rafi se pegó a la niña y yo allí, en medio a mis anchas, nos echamos a dormir.

Sobre las cuatro de la madrugada, se despertó Rafi, pues quería hacer pipí, y me despertó.

¡Oye!

¿Qué quieres.?

¡Tengo necesidad de hacer pipi!

¿Y.?

¡Sal conmigo! ¡Tengo miedo allá fuera!

Ella no quería salir sola... así que salimos. Ella hizo pipí; y yo aproveché a hacer... un poco más adelante también.

Le dije:
¡¡Ven!! ¡Vamos a ver una cosa.!

Nos acercamos a la orilla, era como una pequeña playa; las farolas con luz baja, reflejándose en el río. Nos sentamos en la orilla, y como estaba bastante oscuro, ella se pegó a mí... además que hacía fresquito. Le dije:

¡Mira las estrellas!

Me respondió: ¡Sí! Parecen como si se pudieran coger, ¡Son preciosas!

Con el reflejo de las luces lejanas, yo le apartaba el flequillo de la cara; ella se estremecía mirando hacia arriba... era como un manto de estrellas. Yo le pregunté:

- ¿Vez aquella que se mueve? ¿La vez.?
¡¡Sí, sí.!!

- Pues eso no es una estrella... ¡Es un satélite!

¡¡Ahhhh!! ¡Cómo corre.!!

- ¡Pues sí! Va muy rápido.

Entre palabras le decía: ¡Eres preciosa!

Ella tan solo decía: ¡Ajá!

La tenía pegadita a mi pecho, echada sobre mí; yo no pude más... la rodeé con mis brazos y ella se encogía acurrucándose entre mí. ¡Yo me moría por besarle!

Ella mirando hacia arriba preguntó:

¿En qué piensas?

Yo, sin quitarle la vista de su hermoso rostro, le respondí:

¡Me gustaría besarte!

¡Ayyy! ¿Por qué no lo haces?

Tenía esos labios carnosos de una chica de diecisiete años, digna para comérselos; eso es lo que hice. Le bajé la cara despacito, chupeteándole esos labios tan ricos.

Nuestros cuerpos parecían enredarse, nos abrazamos fuertemente; y perdí la cuenta de los besos que le di.

Me la comería entera, en ese mismo instante.

Ya se hizo el frío, y el río llevaba como unas pequeñas olas. Así que le invité a entrar  en la tienda de campaña... y le dije:

¿Nos metemos.?

¡¡Si tengo frío.!!

¡Venga!

Entramos... como no teníamos mucha ropa; ella pegó su culito dentro de mí y así amanecimos.

A la mañana siguiente, Loli se marchó con Rafi a dar una vuelta, y mientras caminaban, Loli le preguntó:

¿Cómo ha ido la noche.?

¡¡Ahhh nadie como tu guarrilla!! ¡¡Que echasteis un polvo que... para qué.!!

Ahhh bueno... ¿Y tú qué tal?

¿Estuvimos casi toda la noche abrazados, mirando las estrellas y nos besamos?

¿Pero te gusta.?

¡¡La verdad, es muy cariñoso y atento; me da seguridad y me hace sentir!

¿Sabes? Entre nosotras te comento, que hasta me corrí cuando me besó tan seguido... ¡Nunca jamás he sentido tanta emoción junta.!!

Dándole con la mano en su culo, Loli decía:

¡Anda cachonda.!

Rafi le dice: ¡Ayer por la mañana no me gustaba! Pero hoy me tiene, que me lo como todo.

Nada más levantarnos, me ha ofrecido café, y le he besado; diciéndole buenos días.

¡Hola, a lo más bonito del campo! ¡Que si fueras rosa, te envidiarían todos los árboles de aquí!... seguro.

Hoy hemos estado jugando a las cartas y al dominó; corrimos y jugamos en la arena, revolcándonos. Nos hacíamos cosquillas, yo estaba que echaba hasta chispas, con ese cuerpo que tanto me hacía sentir.

Ya en la noche repetimos menú, Loli y Paco repitieron polvo, y nos tenían cachondos; creo que lo hacían más fuerte para picarnos. Ya lo creo que nos picó; pues no pudimos aguantar más.

Nuestros pies se juntaron, y después lo demás nos comimos enteros. Nos revolcamos de todas las maneras; estábamos como desesperados, ella quería y no quería.

Más yo no podía más, no teníamos protectores; así que decidimos tocarnos y chupetearnos hasta más no poder. Nos corrimos como críos y muertos nos quedamos. Yo le decía:

¡Mi niña! ¿¡Cuánto te quiero! ¡Cómo te he deseado! ¡Te quiero!

¡¡Yo también te quiero.!!

Y así pasaron los tres días de acampada; algo maravillosos, que nos ha durado muchísimos años.

Y hoy en día mis emociones y mis deseos siguen siendo, como desde ese primer día.

Un saludo a Rafi, quien hoy, es mi amada compañera. 

Derechos de Autor.
Enrique Nieto Rubio.
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.




martes, 27 de mayo de 2014

..Sin esperanza de Enricostro.



Mariela era una chica poco agraciada, con un sentido del ridículo grandísimo.

¿En el colegio ya de chica, todo el mundo se burlaba de ella; sobre todo las amigas? ¿Bueno, aunque quién podría llamarles amigas, verdad?

Ella siempre se mantenía sola, no iba a ningún baile; pero siempre soñando que, algún día, llegaría su príncipe enamorado. Así pasaron los años.

Ya con dieciséis gustaba por las noches salir a caminar.

Una noche oscura, cuando el reloj marcaba las once de la noche, la chica caminaba cerca de un salón de baile.

Al atravesar la calle sintió que alguien la seguía; más ella no sintió temor de algo malo le pudiese acontecer, pues en ese pueblo todos se conocían.

Sin embargo, al ver a lo lejos a un hombre alto y fornido, tuvo el instinto de salir corriendo... más al llegar a un puente un poco siniestro, de estos que cruzan un arroyo pequeño, el hombre la alcanzó.

Le pegó todo lo que pudo, pues Mariela se resistía; le arrancaba toda la ropa y la iba tirando al agua. Ya cuando estaba completamente desnuda, y ella ya no podía luchar más con él, este se dispuso a penetrarla.

Cuando de pronto algo golpeó la cabeza de él, cayendo al arroyo.

Ella desnuda no se atrevía a moverse, pues tenía que pasar por delante de la fiesta para ir a su casa.
Alguien escondido, de pronto le echó un Jersey un poco largo; ella miraba, pero todo estaba muy oscuro.

Se puso el jersey y como era largo le cubría todo el culito. Pasó muy despacito... pues se encontraba mal. ¡Iba destrozada!

En la puerta de la casa donde era la fiesta, había un chico sentado en los escalones; superguapísimo. Este la miró y le dijo:

¡Hola Mariela!
Ella iba llorando, pero el chico insistió.
¿Te pasa algo?
Ella lo miró como pidiéndole ayuda; este se lo leyó en la cara, y le dijo:
¿Quieres que te acompañe a tu casa?
Ella le dijo:
¡Por favor! Estoy muy mal, me han pegado.

Este rápidamente la subió en un pequeño coche que tenía aparcado, y la llevó a su casa.
Cuando llegaron, le dijo al chico cogiéndolo de la mano:
¡¡Gracias por traerme!!

Pero se le aflojó el cuerpo, pues estaba agotada de pelear con aquel tipo, y cayó al suelo desplomada.

Este salió del coche, rápidamente cogiéndola en brazos, la llevó hasta la puerta llamando con insistencia al timbre.

Ella había perdido la conciencia al caer... bueno, la cosa es que a este chico, cada vez se les complicaban más las cosas.

Como ella no tenía nada más que el Jersey, por supuesto al tomarla en brazos, le cogió todo el culo... pero él no le dio importancia;  y del auto la bajó.
Como nadie habría, cogió debajo de la alfombra la llave de la puerta; abrió... y la subió a su dormitorio, recostándola en su cama.

Este chico la limpió como pudo, y la arropó con las sábanas; y estuvo casi toda la noche con ella.

Al amanecer el chico se percató que ella se encontraba mejor, así que decidió partir... Cuando él iba saliendo de la casa, la chica de reojo vio que alguien se iba; pero sin poder identificarlo.

Los padres llegaron casi al mismo tiempo, que el chico salía.

Ya eran sobre las diez del medio día, y la madre, al ver que su hija no se levantaba, fue a ver qué pasaba.
Pues la había llamado varias veces, más la chica no contestaba... se acercó y a tocarla se percató que estaba ardiendo en fiebre y con toda la cara hinchada; llamó al médico urgente.

Este tardó poco tiempo, y cuando llegó rápidamente se percató de que la chica tenía grandes moretones... ¡Alguien la había atacado! Y le dijo con certeza:

¡Señora, alguien ha estado curando a esta niña!

La madre respondió:
¿Quién habrá sido?

Ya sobre las doce, Mariela se levantó de la cama con el jersey... y la madre le preguntó:

¿Qué te ha pasado hija?

¡¡Mamá, anoche un hombre en el puente viejo me pegó muchísimo!! ¡Me quería violar y alguien le golpeó antes de que lo hiciera! Pero no sé quién es...me dio este jersey.

Después me trajo otro chico guapísimo del colegio, que me vio en la calle. ¡Ohhh mamá, qué miedo he pasado!!
¡¡Venga, ya ha pasado todo.!!

La policía ha encontrado muerto a un hombre dentro del arroyo; es forastero y se había escapado de la cárcel. ¡Era un asesino muy peligroso!

Pasaron las semanas y ella no sabía quién había sido su salvador.

Ya casi para las vacaciones, vio una foto de fin de curso escondida entre los papeles en el tablón de anuncios del colegio; que solo asomaba un poquito. Apartando los papeles vio a Alejandro, el chico guapo que tenía un jersey; igual que el que le habían dado.

Nunca antes nadie había lucido otro jersey como ese en todo el pueblo... Era una foto de fin de curso, con todos sus compañeros.

Salió de clase y empezó a fijarse en Alejandro, que estaba en las escaleras; este siempre la miraba, pero ella nunca echó cuentas.
Alejandro vivía en dirección del puente viejo, ella salió detrás de él sin decir nada; y cuando cruzaba el puente, Mariela dijo:
¿Alejandro?
Este se volvió, y se quedó blanco como la pared.

¡Chico! Aunque sé que soy fea, pero tampoco es para que te quedes blanco.
- ¡Ahhh! ¡Perdona! ... dijo Alejandro.

¿Qué quieres?
¡¡Sé que fuiste tú.!!

- ¿Yo quién.?
¡El que me rescató del puente!

Alejandro no sabía qué decir, pues mató a aquel hombre.
¡No sé de qué me estás hablando!

- ¡El jersey que tengo en casa es tuyo!

Él se vio acorralado, y rápidamente preguntó:
- ¿Me vas a denunciar?

¿A ti? ¡Jamás! Lo que debiera es de comerte a besos, por haberme salvado la vida.
Se acercó dándole un beso por haberla salvado, este se desmoronó por tanta tensión; y se le aflojaron las piernas, pues era demasiado tímido. Se sentaron los dos en el suelo, y Mariela le preguntó:
¿Cómo me metiste en casa?
Alejandro le dijo:
- ¡¡Cogí la llave del felpudo.!!
¿Y como sabías lo de la llave? Y ¿Cómo sabías cuál es mi habitación?

¿Yo... yo? ¡Titubeaba el chico.!!

Mira, siempre me has gustado, pero nunca me miraste. Te seguí muchos días hasta tu casa, me sentaba debajo del pino; y te observaba por la ventana de tu dormitorio... durante muchas horas. ¡Lo siento!

¡Anda tonto! ¡Ven aquí! Si eres lo más bonito de este mundo.

¡El chico se hizo una canasta!

La agarró de la mano, la llevó hasta su casa y le dijo a Mariela:
- Yo te quiero desde siempre. ¿Quieres que salgamos juntos? Es que siempre he deseado estar contigo.

¿De veras quieres salir conmigo?
¡¡Sí, con toda el alma!!

Ella lo ha cogido de las solapas dándole un beso en los labios, dejándolo flojito.

Así se vieron siempre, hasta que ya un día decidieron casarse. Todas las chicas del pueblo siempre les tuvieron envidia, pues se llevó al chico más listo, del pueblo y el más guapo.

- Fin -
¡Ahhh! Jamás se supo quién mató a aquel asesino, tampoco investigaron nada... supusieron que el atacante pudo caerse por accidente.

El día que se casaron fue la boda más sonada de la comarca.
Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor

domingo, 25 de mayo de 2014

..Con lágrimas en los ojos de Enricostro.


Un día, con lágrimas en los ojos, me dijo:

Mi amor tengo que marchar;
pues si no puedo...
Estar contigo aquí;
con mi vida solo deseo terminar.
Su cansancio era tal,
que su semblante lucía fatal...
Sus lágrimas inundaron mis ojos,
y me sentí morir.
La deseaba a muerte,
y mi corazón sufría de dolor.

¿Cómo podía agarrarla?
Si no tengo ese valor.
¿Por qué cortar la flor,
¿más bella de un jardín?
Si con ello en tan solo cuatro días,
la vería morir.

Si ella sufría,
yo también a su lado languidecía;
mi sentir quedo ahogado...
Sin aire para respirar.


Hoy los días han pasado,
y se muere mi sentir,
ya no tengo la alegría,
e ilusión para poderla desear.
Se marchitó el alma mía;
pues ya no la puedo ni amar.






Días de llantos tuvimos,
y de risas muchos más...
Noches de sueños vívidos,
y romances por doquier.

Ella fue mi linda mariposa,
a quien con tristeza deje;
pues ella volaba con dulzura,
acariciándome la piel.


No tengo idea, y peor aún,
no sé si algún día volverá.
A veces me pregunto,
si ya se casó, o si es que me olvido,
Solo sé que no encuentro,
consuelo, para olvidar ese amor.

Porque hablando, de mujeres divinas,
ella es la mejor.

Ella es hermosa entre las hadas,
y diosa haciendo el amor.
Que colmándome de deseos,
de dicha y de tanto sentir,
temo que hoy lejos de sus sueños...
Por fin se olvidó de mí.



Y si alguien se la encuentra,
deseo sepa que fue mi querer,
y que sin importar,
que ella quizás ya no me quiera...
Como a mí...
Igual ella nunca, a nadie podrá amar.



Pues ella es mi bandera,
y yo el castillo a sus pies,
¡Te quiero mi dulce amiga!
¡Donde quieras que estés!



Enrique Nieto Rubio,
*Derechos de Autor*
Colabora en imágenes,
 Silvia Regina Cossio Cámara.

martes, 20 de mayo de 2014

..Ella Poemas diversos.


En el reino de la esperanza,
 mi amor se muere por ti...
No hay dolor que supere,
 esta pasión que siento por ti. 

Magdalena, mi dulce amor...
No me puedo acostumbrar,
a qué tan siquiera no quieras,
 mirarme... a tu lado pasar.
En la cima del querer,
 siento que me estoy muriendo por ti.
Y mis sentidos no pueden entender,
 por qué te marchaste de mí. 
Esta noche he decidido dejarte...
Sin tan siquiera decirte adiós,
porque tú me has engañado,
 y con ello; me has robado el amor. 

Ella ha sido mi querer...
Ella ha sido toda mi ilusión,
 y ahora se ha marchado,
 para nunca más volver,
 y se llevó mi corazón.

Hoy la busco y no la encuentro ...
En mi enamorado corazón,
debe ser porque ella se ha marchado,
 robándome toda ilusión. . 

Ella era mi vida entera.
 y sin importarle con otro,
 decidió partir...
Hoy me siento miserable y solo;
 creo que sin ella enloqueceré...
Pues ella vivía conmigo,
 y todo en ella me tenía enamorado. 
Hoy ella se ha ido,
 y mis sueños, todos, han sido destrozados. 

Aún la sigo esperando...
Más en mi interior,
 sé que no regresará; 
pues con Dios está cenando...
 Y a mí, nunca más volverá. 
Tabernero, tabernero.
 sírvame un vasito de ese exquisito ron, 
pues si no la escucho me muero...
¡La madre que te parió!

Han pasado treinta años...
y hoy yo, la he vuelto a ver, 
Me ha abierto de nuevo las heridas, 
haciéndome padecer...
Pues yo la sigo queriendo, 
y ella igual...no me puede ni ver. 

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*Ca                                                                                                                                         
Colabora en imagenes Silvia Regina Cosio