viernes, 18 de abril de 2014

..En la sierra de Córdoba de Enricostro.(novela)


Esta mañana he salido a pasear con mi coche. Yo vivo en Córdoba Andalucía, sí de España.


Y me gusta irme por la sierra, que se sube por una carretera estrecha y con muchas curvas; a unos diez kilómetros se sale por otra carretera, bordeando la falda de la sierra.

Iba subiendo por dicha carretera, hacia la ermita de Córdoba. Es un monasterio precioso, con muchos cuadros antiguos y mucha historia, es muy bonito.

El caso que al dar una curva hacia la hondonada, vi una chica corriendo hacia el próximo montículo, al que yo pasaría en varios segundos. Pare el vehículo para ver qué pasaba; pero detrás de ella, a unos trescientos metros, la seguían dos tipos.

Entonces me apresuro y la esperé en este montículo. Me he bajado del coche, pues es muy difícil subir por aquí, ya que hay una parrilla de un metro más o menos. Me he asomado, y está llegando. 

Pero Dios, si está desnuda completamente, joder, ¡qué problema! 
Le he alargado la mano, para subirla y me la ha dado; sin pensar, la he subido al coche y he salido pitando, para que no vean el coche. Dos kilómetros más adelante, he parado, la chica está toda llena de heridas y con muchos golpes, y está sangrando mucho.

Tiene un corte en el costado, madre la que me ha caído, tiene unos dieciséis o diecisiete años, le he dicho.:

¡Te llevaré al hospital!

¡¡No por favor si lo haces, me encontrarán y me matarán.!!

Está llorando un montón, tiene sangre en la boca, me ha dicho.

¡Hace un año que me han secuestrado y soy de china!

Mi padre es ruso, y vivo en Rusia y me he escapado de esos tipos, tiene una casucha escondida entre las montañas.

Cuando me escapaba, me iban a violar los dos a la vez, mientras me pegaban me la metió en la boca, y seguían pegándome en la espalda con una goma de regar, no podía más... ellos se reían estaban drogados.

Cuando el otro me la iba a meter por detrás, le he metido un mordida en sus partes... creo que la tiene casi cortada. Como me pillen me matan. ¡Por favor escóndeme, por lo que más quieras!

Joder, joder, joder, ¡vaya lío.!

He cogido un impermeable de mi trabajo, se lo he puesto la llevaré a casa. Son las doce del medio día, yo vivo solo, estoy separado. 

La verdad es que no tengo muchas ganas de líos, pero la verdad es que esta chica hay que curarla. El corte del costado parece superficial, la he subido a casa.

Te prepararé un baño de agua calentita, ¿vale, pues estás sucia y las heridas se pueden infectar.?

¡Vale si estoy muerta!, ¡me duele hasta el alma, gracias por ayudarme.!

La he metido en la bañera, pues está sin fuerzas. La verdad es que en la espalda tiene cada latigazo... tremendo. Está muy mal, veremos si no me meto en un buen lío.

Le estoy dando con la esponja suavemente, ella no se puede ni mover, y cuando se relaje, va a ser peor... seguro. Efectivamente, no se puede ni levantar. Es una niña preciosa, pero preciosa y tiene un tipo perfecto, si muy bonito, bonito.
La he cogido en brazos y la he llevado a mi cama, pues solo tengo esta. A ver que voy a hacer, la he tumbado, pues ella está agotada del todo.

la verdad es que aquella montaña era un taco de alta, y muchos matorrales y jaras, que les han producido muchas heridas en sus piernas y muslos. La he secado con la toalla, poco a poco todo su cuerpo, ella se ha dejado hacer todo lo que yo le he pedido. 

La estoy curando, con mercurio, sodio o micro mina da igual. En cada arañazo una rallita de micro mina.

Vaya tardecita tiene un montón de rajas, la del costado Husss esta es un poco mayor, pero bueno saldrá de esta, se la he cerrado con esparadrapo, y no podrá moverse mucho.

Lástima de niña, lo que ha pasado con esos cerdos, espero un rato para que el yodo se seque y no se pegue en las sábanas. La verdad, cuerpo bonito, el que tiene.

Ya la he tapado, suerte que es viernes y no trabajo hasta el lunes. Tengo una televisión en mi dormitorio; así pues, me he sentado al lado de ella, en la cama, con la televisión bajita. Ya se está durmiendo y no quiero molestarla. 
No quiero dejarla sola, pues ha pasado mucho. ¡uf está ardiendo en fiebre!, y parece que tiene pesadillas, pues no para de mover la cabeza de un lado hacia el otro. Estoy un poco asustado. 

Más de cuatro veces, he llenado la bañera de agua fría, la tengo que enfriar; como sea la he cogido en brazos y la he metido en el agua, le estoy dando con la esponja en la frente, esperando que la fiebre ceda.

Parece que me ha dado resultado, la llevaré a la cama otra vez. Ahora está tiritando, la he arropado y la tengo abrazada a mí; parece que está tranquila, pero no se me despega. Bueno, me quedo echado con ella, ya está relajada y dormida, está mucho mejor. Le he dado un antiinflamatorio para la fiebre.

He bajado a la farmacia de guardia, que por casualidad, es la de mi esquina; y le he pedido algún antibiótico para la fiebre y para las heridas; y me han dado varios botes de pastillas. 

Ya es de noche, le haré un caldito calentito a ver cómo le va, la he sentado y le he dado el caldito y una pastilla; son cada ocho horas... se lo ha tomado todo, eso es bueno.

Le he puesto una camisa mía, me ha mirado alargando la mano, agarrándome la camisa me ha dado un beso en la cara; y se ha tumbado otra vez... se ha echado a dormir, aunque tiene mala cara. 
Ya no despertará hasta mañana. Me he ido al salón a comer y estoy viendo la tele un rato más.

Ella está muy tranquila. Me he ido a la cama, pues estoy cansado también. Me he acostado al lado de ella sin molestarla. Me ha abrazado, yo no me atrevo a moverme. Y nos hemos quedado dormidos.

Ha pasado una noche tranquila, ya es sábado, me he levantado y sigue durmiendo.

Se ha despertado, son las once de la mañana; ha salido de la cama con las sábanas liada alrededor del cuerpo. 

¿Hola quieres café?
¡¡Sí.!!
¿Cómo estás?
¡¡Bien.!! ¡¡Haciendo gestos con la mano meneándola en forma de abanico.!!
¿Siéntate vale?

Le he puesto su cafecito, le he sacado el pelo para atrás, y me ha subido la cara para arriba... me ha dado otro beso.

¡¡Gracias por todo.!!

Le he acariciado la cara... tiene una piel fina y muy suave, huele muy bien.

¿Quieres algo más?
¡Si quisiera saber de mi mamá!
Márcame tú el número, me duelen los dedos mucho.

He marcado y ha contestado una señora con la voz muy juvenil.
¿Hola es usted la madre de Rosaura?
¡¡Sí, si yo soy.!!
¿Bueno, le pongo con su hija?
¿Quién es usted.?
Yo me he identificado, pero cree que yo soy el malo ¡más problemas! 

Ella me ha dicho:
En la casa hay otra chica secuestrada.

He llamado a la policía y le he dicho el sitio donde está la casa. Pero la policía dice que no sabe dónde es; y preguntan que donde me esperan, para llevarme hasta ese sitio.

En la puerta, le he dado mi dirección y ya han llegado.

Tú, te acuestas ahora vale, hasta que yo vuelva, ¡me espera una buena por haber dicho el sitio!

Hemos ido desde donde la chica subió, y se ve a lo hondo una pequeña casa que apenas se divisa desde la carretera; la policía con prismáticos y un par de perros adiestrados se acercan a la casa. 

Yo me he quedado arriba mirando con otra pareja de policías, han entrado de pronto y los han cogido, estaban abusando de la otra chica a lo bestia. Los han esposado a los dos, y sacan a la chica en brazos; han pedido una camilla y un helicóptero, pues al parecer la han golpeado mucho.

Ya se la han llevado al hospital. Yo he tenido que testificar, llevo toda la noche aquí en el cuartel, pues creo que me tienen como sospechoso.

Les he dicho: Tengo la otra chica en casa malherida, es la que se ha escapado de ellos, pero ahora está mejor, recuperándose en cama.

La policía me ha llevado a la casa, pero cuando subía ... me estaban esperando en la puerta los de la policía secreta; para detenerme por cómplice.

Me registraron el teléfono cuando llame a su madre, y la policía se ha puesto en contacto con la de aquí; ya que me bajaban esposado, al verme los otros policías, les han aclarado el tema a los compañeros, y se han marchado.


Todos hemos subido al piso, al abrir la puerta la chica me ha abrazado; estaba muy asustada, por el jaleo que afuera se ha armado conmigo.

Se ha acostado otra vez, después de que la policía le hiciera algunas preguntas y de que por fin se hubiesen marchado.

Ha sonado el teléfono, es la policía de allá. 

Me preguntan. ¿dónde está la chica y, cómo está?
¡¡Está bien, no se preocupen.!!, 

La madre va para España, a recoger a su hija, ¿vale?, ¿cuál es tu domicilio?

No me fiaba, así que les he dicho que hablen con la policía de aquí... pues yo no les daría ninguna dirección o señas.

Y me han dicho¡va!, cuide bien a la chica, que es de una familia importante.

Le dije:
¡Ohh Dios! 
Me ordenaron: ¡No te separes de ella bajo ningún concepto! Llama a tu trabajo, y dices que no puedes ir por fuerza mayor nada más. ¿vale?, no digas nada más, repito.

Le he preguntado a la chica ¿quién eres?
¿Yo?, ¿yo?

Bueno, no me lo digas si no quieres vale, tranquila.

La he estrechado entre mis brazos y la he tranquilizado diciéndole: Tu madre viene para España en unos días.

Ella me mira con carita de pena, me dice:
Si no es por ti, me hubieran matado seguro.

Me he asomado por la ventana, se oye mucho jaleo y hay policías por las esquinas de la calle.

¡Joder niña quién eres, ¿qué está la calle llena de policías?

¡Es por mi madre! Soy la hija del emperador de china.

Con razón tanto despliegue de policías, venga a la cama, es tarde. La he acostado, ahora no me atrevo a meterme en la cama; me he sentado en el salón otra vez. Estoy, acojonado.

Ella de nuevo me ha llamado.
¿Qué quieres?

Me ha apartado las sábanas para que me meta en la cama, yo tan solo con un movimiento de la cabeza me he negado, pero ella con otro movimiento me dice que sí.

Parecemos mimos, bueno, pues vamos allá, me he metido en la cama; y ni corta ni perezosa me ha echado el pie por lo alto... me ha agarrado del cuello, y ha metido su cabecita debajo de mi barbilla; así nos hemos quedado.
Ha amanecido y sigue abrazada a mí, pero está completamente desnuda, ¡joder con la niña! Vaya pechos los que tenía... casi en mi boca. Me he levantado y la he arropado, la miro y que bonita que es; me quedaba con ella para toda la vida. 

Es un ángel, ya hasta la quiero... es un sueño inalcanzable tener una niña así, sería como coger la luna con las manos; más solo las joyas son para los ricos, y esta chica es un diamante de los grandes.

Me llama y me dice:

¡Ven que es muy temprano, acurrúcate aquí conmigo!
¡No, no, no le he dicho!
Ella dice:
¡Sí, Sí!

¡Vale!, me he metido y me ha agarrado con los pies, y se me ha quedado dormida otra vez, con solo un roce de su piel, se me eriza hasta el pelo.

Al rato nos hemos levantado, Rosaura tiene hambre.

¿Qué quieres comer patatas y huevos?
¡Sí, sí.!

¡Cómo me mira!, ha pasado por mi lado para ir al baño, acariciándome el rostro.

¡¡Jou que niña más mala es.!! Se ha metido en la ducha.

¡La comida está lista en la mesa! 
¡¡ya voy.!!

Si no vivo contigo me moriré de pena.
Ella me dice:
¡Yo también quisiera estar contigo para siempre!, ¡yo te quiero, mucho muchísimo!

De pronto otra vez es escuchó un jaleo en la calle tremendo. Sirenas por todos los sitios. Era la policía, tres coches se han parado en la puerta.

La gente de todo el barrio se ha agolpado frente a casa, ¡madre la que se ha liado!, está hasta el gobernador de Córdoba, con las banderas en el coche y todo; da hasta escalofríos, ¡vaya semana completa!

Ha bajado el gobernador del coche con la mamá de Rosaura... la chica ha bajado despacito.

Le he dicho: ve despacio, no vayas a hacerte daño, así que ha bajado agarradita a mi brazo.

Se ha abrazado a su mamá... yo me he quedado en el portal. La policía ha rodeado todo el perímetro de seguridad, la madre con el gobernador se han dirigido hacia mí.

La señora me ha dicho:
Pide lo que quieras y te lo concederé.
¿Lo que quiera?
¡Sí, sí!
¡¡Vale!!, quiero vivir con su hija.
¿Con ella?, ¡imposible! Pídeme otra cosa.
¡No gracias, la quiero a ella.!!
La madre se ha vuelto para el coche, y la niña se ha subido detrás; y alejándose con los ojos lloroso le ha dicho a su madre:

Madre, le quiero, le quiero mucho.
¡No te preocupes cielo!, vendremos por él más adelante.
- Fin -

Enrique Nieto Rubio
Derechos Reservados
Colabora en imagenes,
 Silvia Regina Cossio Camara.

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