En el Reino de Mallorca, en el año 1231; nació una linda princesita... a quien le pusieron por nombre Princesa Azul. Se crío junto con su hermano, que era algo mayor; el futuro Rey de Mallorca.
La princesita fue creciendo en unos tiempos durísimos para el pueblo; pues su padre, el Rey, para poder financiar las guerras; tenía que recaudar todo el dinero y productos de los campesinos.
El pueblo se moría de hambre, y era víctima de cuantiosos saqueos por parte de los bandidos traidores del Reino.
Cuando Azul cumplió quince años, empezó a tomar un aspecto delicioso, digna de toda una princesa.
Aparentaba una señorita mayor; tenía sus cabellos rizados y rubios, con ojos redondos, preciosos; y un hermoso porte que parecía resplandecer en toda la corte.
Un día la princesa le preguntó al Rey:
-¿Puedo asistir a las reuniones que el pueblo tiene con Voz?El Rey no quería, pues aquellas reuniones todas eran, para escuchar peticiones y quejas, por parte de los ciudadanos; en protesta contra el abuso requerido para obtener contribuciones para la corona.
Así pues, el Rey le respondió que no lo consideraba prudente. Pero la princesa insistió muchísimo, y el padre terminó por claudicar ante la joven princesa.
A la mañana siguiente... allí estaba la princesa a la derecha del Rey, y junto a la reina, su hijo heredero de la corona.
Esta portaba un vestido plateado lleno de encajes, y una corona en la frente, hecha de preciosas margaritas que, esa misma mañana, le habían cosechado su hermano.
Todos los campesinos se encontraban enfurecidos, frente a la plaza del castillo; esperando en fila para obtener la oportunidad de tener audiencia con el Rey. Pero esa mañana, una cosa extraña estaba pasando sin explicación aparente.
Mientras iban entrando los campesinos, sus palabras de protesta fueron en aumento por la indignación y frustración que les embargaba.
No obstante, cuando se percataban de la presencia de la Princesa Azul, se calmaban; y se relajaban de tal modo... que sus peticiones eran dirigidas, a la joven princesa; pues imposible se les hacía apartar sus miradas de ella.
El Rey no comprendía nada de lo que estaba sucediendo... más continúo recibiendo a sus súbditos... durante toda la mañana.
A diferencia de otras veces, todas las peticiones se realizaron sin incidente alguno; y la gente salía como si el Rey les hubiera resuelto sus problemas.
Se preguntaba: ¿Qué está pasando?
Pues usualmente, el Rey necesitaba ordenar la presencia de más soldados y armados hasta los dientes, para así mantener el orden y evitar que las cosas se salieran de control.
A la mañana siguiente la princesa subió a la torre del castillo... Y los primeros rayos de sol iluminaron su rostro.
El sol al ver tan hermosa princesa se enamoró de ella; resplandeciendo todo el reino, con su hermoso rostro.
Como por arte de magia, todas las cosechas de los campesinos, se multiplicaron por cientos.
El Rey recibió un mensaje, desde el lugar donde el sol nace, en el cual se le solicitaba:
-Majestad, que sus batallas sean al amanecer, y siempre de espaldas al sol; pues este las quiere observar.
Y el rey, no tuvo reparo alguno y así lo hizo.
Las batallas eran sangrientas, pero siempre en favor del reino; pues el astro segaba la vista de todo soldado enemigo del Rey... uno a uno iban cayendo, hasta lograr su rendición.
Transcurrido poco tiempo, el Reino de Mallorca llegó a ser el más grande de toda España, y por ende el más próspero y acaudalado de todos.
Los campesinos salían por la mañana al amanecer, la vitalidad que les proporcionaban los rayos de sol era tremenda, y trabajaban felices e incansables durante largas jornadas.
Así todo iba maravillosamente bien.
La mañana del cumpleaños veinticinco, de la princesa... el astro rey, esperaba a que la bella princesa se asomara al balcón... pero ella no se presentó.
El sol desconocía, que la noche anterior... mientras él dormía, un lucero atrevido la había hechizado con su gran belleza.
Este lucero la había encantado; engañándola entre millones de estrellas... logrando que la princesa, se presentará en las torres del castillo, únicamente por las noches; engañando de esta forma al sol, quien hasta entonces había sido su único amor.
Le dijo:
Luna Tú me debes un favor, pues sabes que yo ilumino tu cara bonita todas las noches.
¿Sabes? Siento como mi corazón, así como las llamas de mi amor se apagan, desde que no veo más a mi dulce princesa; todo a causa de la Tierra, quien se posa delante de mí, interfiriendo mis encuentros con mi amada.
La vestida de plata, no podía negarse a hacerle el favor, pues el sol, era quien la iluminaba noche tras noche... así pues, le respondió:
-Dime hermoso mío... ¿Cómo puedo ayudarte?La luna así lo hizo... llegadas las once de la noche, se encontraba completamente llena, se dirigió al castillo y lo iluminó tal cual si fuese de día... y así el sol, encontró al lucero que cortejaba a la princesa.
El sol montó en cólera, maldiciendo a la princesa; y a su vez mandó un rayo mortal, hacia el lucero que había osado desafiarlo; reventándole en millones de fragmentos... En ese instante la bella princesa cayó al suelo inconsciente.
Todo esto ocurrió en la noche de San Juan.
El sol que la amaba en demasía, pronto se arrepintió... y dolido y sumamente avergonzado por su vil acción; determinó quedarse escondido para siempre... pues aunque sin querer, estaba haciendo que todo fuese aún mucho más caótico.
La tierra poco a poco se destruía; pues las personas, animales y flores morían; pues había desastres de la naturaleza por doquier.
Todos ser vivo perdía la razón; unos porque no podían dormir, y los otros porque en tanta oscuridad no podían vivir.
Los fantasmas, de la oscuridad, se apoderaron de la mitad de la tierra; y los cuchillos cortantes del sol mataban a cuantos se exponían a su luz.
Fueron suficientes unos pocos meses, para que la tierra se encontrará en total desolación.
Las enfermedades de la peste, y otras que bajaron a la tierra, a causa de trozos provenientes de aquel lucero; fueron determinantes para la destrucción de los seres vivos.
Como recordatorio de ello, todo aquel que no crea; que en plena noche de San Juan, observe el cielo... y contemplará como aun del cielo siguen cayendo.
Una noche, estando la princesa moribunda en sus aposentos, ordenó a su doncella; que le abriera las ventanas de su dormitorio.
La luna una vez más se tornó en llena, e iluminó el rostro moribundo de la princesa; y al verla tan frágil a ella se acercó.
Le preguntó qué es lo que le sucedía, y está él contó:
-He sido hipnotizada por aquel lucero, y no he podido evitarlo; mi gran amor siempre ha sido mi gran sol; pues él me dio el reflejo del amor; mismo que repartir entre todos los seres de la tierra... más después de lo que él considera una traición, de mí para siempre se retiró.
La luna, sumamente conmovida, habló con el sol; suplicándole que dejara de esconderse, pues la princesa lo amaba y necesitaba, tal cual aire para vivir.
Sin embargo, el astro rey no desistió de su obstinación, haciendo de oídos sordos ante tal petición.
Así pues, la luna decidió tenderle una trampa al arrogante sol... Ya que el día que la princesa cerrara sus ojos para siempre, sería el fin para la tierra también.
A la noche siguiente, la luna en su coqueteo con el sol; hizo que el reflejo de la princesa, se plasmara en su rostro; y desde ese momento el sol de ella se enamoró... quien, a su vez, reflejaba el rostro de la hermosa princesa Azul.
Esa noche fue mágica, conversaron, se susurraron palabras de amor y ambos bailaron felices el vals de las estrellas.
La salud de la princesa comenzó a restablecerse; y volvió a salir al balcón por las mañanas, mientras la luna dormía.
Desde ese entonces, el bribón del sol tiene dos amores; durante el día con la princesa; y por las noches con la hermosa luna.La tierra pronto volvió a recuperarse y todo cuanto en ella vivía. Con el tiempo, la joven princesa conoció y se enamoró de un apuesto y noble príncipe, quien por las noches la rondaba.
Así pues, ella también, durante el día, compartía con el sol. su estrella amada y favorita...
Por las tardes, cuando éster se marchaba; la princesa se refugiaba feliz y enamorada en los brazos de su príncipe azul.
Enrique Nieto Rubio
*Derechos de Autor*
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Camara.
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