lunes, 13 de febrero de 2017

.. Carina y La muerte enamorada. (Relatos)

Carina, una chica de veinte años en la mañana del día 1 abril 2017, ha sufrido un lamentable accidente de coche... mientras iba conduciendo por un paraje en Cazorla.
La han encontrado casi moribunda dentro de su coche, el cual quedó completamente destrozado.
La han llevado al hospital, pero la Santa Muerte, que es muy caprichosa, ha aparecido al tercer día de su ingreso.

Se está muriendo, después de amputarle una pierna, ya la gangrena, que le ha subido al cuerpo.
La muerte al verla se ha enamorado de ella, y con su uña larga la ha tocado. Ella ha abierto los ojos.

Y la muerte le ha dicho:
¡¡Ya te estás muriendo, ven sal de tu cuerpo y mírate.!!
Ella ha salido flotando y se ha mirado toda destrozada y negra, por la infección.
Ella se ha aterrado de como se ha visto.

La muerte le ha dicho:
¡Me he enamorado de ti, locamente!
Te propongo sanarte y que te vengas conmigo, para siempre... en esta vida, o llevarte a las tinieblas para los restos de tu muerte.
Ella ha respondido:
¡¡Me iré contigo, pues no quiero morir.!!
Ella en este momento se acordó de aquel cuento de la bella y la bestia ¡Pues peor es morir!
La muerte la hizo retroceder cuatro días, horas antes de estrellarse, y cuando iba a entrar en su coche, le ha dicho:
¡¡Vayámonos!!

La muerte la tomó en brazos y volando se la llevó a un tremendo palacio.

Allí le hablaba de amor, de lo mucho que la quería; pero como cualquier mujer que no conoce a un hombre... ella le rechazaba. 
No obstante, la muerte fue paciente y no la atosigaba, diciéndole siempre: 
¡¡No tengas prisa, come y duerme, mañana nos veremos!!
Así fue, al día siguiente la muerte bajó de su aposento, y la saludó cariñosamente a la vez que su rostro iba cambiando.
Se estaba transformando, en un guapo hombre.
Ha pasado una semana, y la muerte ha descuidado su trabajo, pues, solo está para ella.
El mundo ha sufrido un gran caos.
Nadie muere desde más de una semana. Los hospitales están saturados de personas, enfermas y heridas de muerte que no mueren. Se agotan las medicinas, en todo el mundo.

Las guerras están costando miles de millones, en balas bombas y demás, pues nadie muere.
Las personas de las ciudades de clase baja y media, se dedican a robar de todo... en las grandes y chicas superficies.
La policía de todos los países, tienen orden de tirar a matar.
Esto acarrea cientos de heridos, de graves personas heridas por balas, que en los hospitales ya no pueden socorrer.
La seguridad social se hunde en su economía.
Las residencias de ancianos están abarrotadas, y no tienen medicamentos, así que muchos están sufriendo una muerte lenta y sin poder morir.
Se hunden las economías alrededor del mundo y la bolsa se desploma. Miles de conflictos en las calles, y más heridos todavía.
El padre y jefe de la muerte, ha dicho:
¿Qué está pasando?


Ha buscado a su hijo en su palacio...
¿Hijo que está pasando, por qué no muere nadie?
¡¡Padre me he enamorado!!
¿Pero de quién?, ¡tú no puedes enamorarte de un humano!
¡¡La quiero padre!!
En ese momento la muerte extendió su brazo, abriendo las puertas del cobertizo, y allí estaba esa hermosa muchacha.
El padre la miró y no dijo nada, solo agregó:
¡No te preocupes, yo me encargo de todo!
Así el padre se marchó y para que esto no volviera a pasar, buscó un asesino de la guerra nazi, el peor de todos. Lo levantó de su tumba y le dijo:
¡Tú serás la muerte, pero no te daré ojos, así no podrás ver a nadie en esta vida de los hombres!

¡Y ahora sal fuera, y arregla este desbarajuste!
¡¡Sí amo... como vos mandéis!!
Así la muerte se fue apareciendo, por todos los hospitales, dando muerte a cuantos les tocaba; en las guerras hizo lo mismo, se paseó por las residencias de ancianos, acabando casi con todos.
Aquí se pasó un montón, y en las calles morían a cientos... a manos de policías de todos los países.
La bolsa se restableció y de pronto el mundo entero comenzó a relajarse.
Pero esta nueva muerte tenía ganas de más sangre, y se dirigió al palacio de su amo, para darle muerte a la chica.
El hijo de la muerte, ya era un guapísimo hombre y por fin se habían enamorado los dos.
Cuando se disponía a darle muerte a ella, entró él y le dijo:
¿Qué estás haciendo?
¡¡Soy la muerte, y me dispongo a llevármela!!
¿Quién te crees que eres? Estás hablando con la muerte, yo soy el príncipe de las tinieblas.  Lárgate de aquí. !!
¡Alzó la mano y lo destruyó, completamente. Llamó a su padre y le dijo:
Padre la muerte que has mandado, vino por mi amor y a tu enviado he destruido.
¡Bien hecho, hijo mío!, se ha pasado de sus obligaciones, buscaré a otro que sea más benevolente.
Y efectivamente así fue, el nuevo encargado de recoger almas viejas y personas con serios problemas de salud, solamente actuaba cuando la hora de recogerlos había llegado.
Así los dos fueron muy felices en la tierra, para toda la eternidad... pues ellos jamás se harían viejos
"Moraleja"

De este relato, es que cuando parten nuestros afectos, si bien es cierto, es muy doloroso; si esto no ocurriera, al final todos terminaríamos sacándonos los ojos unos a otros.

Enrique Nieto Rubio
Derechos de Autor.
Colabora en imágenes,
Silvia Regina Cossio Cámara.

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