domingo, 12 de abril de 2015

.Renaciendo de su tumba de Enricostro.



Renaciendo de su tumba,
 sigilosa sube por las escaleras, 
buscando afanosa un sin sentir,
 que dejó en la otra tierra... 
Va pidiendo clemencia,
 rastreando con afán a su amado; 
va pérdida por esta fría tierra,
 más no lo ha encontrado. 
Vagando camina,
 llorando por los rincones,
 con sus alas abiertas, 
y con la muerte tras de sí,
 pisando de cerca sus talones. 
Nada de este mundo recuerda,
 ni el porqué de sus temores; 
 solo sabe de llantos penas, y desamores. 
Del porqué de su llegada,
 a este miserable mundo maldito, 
pues ella no se marchará,
 hasta dejar todo bien escrito. 
Después de su venganza...
partirá a ese viajar a su mundo, 
pero tendrá que recordar, 
porque se fue de esta tierra. 
Se tendrá que enamorar, 
de ese hombre vil y maldito, 
que mientras reía haciendo el amor,
 en su cuello dejaba escrito; 
con un lazo de seda azul,
 que dejó bien amarradito, 
más su muerte ella encontró...
besándose con su amado. 
Han pasado los años y años, 
y por fin le recordó,
 que... en su cama se han liado, 
haciendo fuertemente el amor; 
que con premura ella le hace,
 hasta un eterno placer. 
¡Con sus alas, ella le rodea!
hasta hacerlo desfallecer! 
Ya los dos juntos vuelan de la mano,
 a un mundo siniestro; 
pues ambos igual han pecado,
 por asesinos en destierros, 
a la fosa han bajado,
 y allí eternamente yacen sus cuerpos. 
Enrique Nieto Rubio 
*Derechos Reservados*

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