lunes, 25 de marzo de 2013

.Abuela no llores mas de Enricostro.


Abuela no llores más,
 que él ya se marchó...
*
Por el camino de la vida,
 su amor ya te entregó.
*
Abuela no llores más,
 que él siempre estará aquí,
esperando a tu lado,
 para volver a sonreír.
*
Abuela, no llores más... 
No mires por la ventana,
que aunque mucho te quiso,
 en la otra vida te aguarda;
*

para juntos comenzar,
 una nueva vida en la eternidad.
*

Abuela no llores más,
 de rodillas te suplico, ¡Por favor!
Que me rompes el alma,
 provocándome infinito dolor.
*
Abuela,,,cariño mío,
 sécate esas lágrimas y sonríe,
*
que pronto vendrá tu marido...
Y en el último suspiro,
él la recogió;
 y abrazados los dos,
 juntos marcharon.
*
Ya viven su pasión,
 los dos más unidos que nunca...
muy felices, en aquel mundo,
 donde solo existe el amor;
*
bailando están en los cielos,
 con cariño y nueva ilusión.
*
Abuela ahora qué feliz estás,
 te pido, no te olvides de mí.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservado
colabora en imagen.
Silvia Regina Cossio Camara.


..La niña del parque de Enricostro (cuentos ).

 
Érase una vez, una niña llamada Laura, quien era hija única, por lo cual todas las atenciones y obsequios eran para ella, y por ende, con el paso del tiempo, aún se aburría, razón por la cual, no contaba con amiguitos, que  compartir con ella.
Pues vivía lejos de la ciudad.

Por ese motivo, un día en que la niña se encontraba aburrida; la abuelita decidió llevarla de paseo al parque.
Al llegar comenzaron a jugar; la ancianía le lanzaba la pelota y la niña corría a atraparla.
Después de un rato, la abuelita se cansó y se fue a sentar a una banca, y le ofreció un refrigerio a la niña; quien se fue a degustarla al pie de un árbol.

 De pronto, de la copa del árbol, un mono travieso y curioso le saltó encima... pidiéndole le compartiera de sus alimentos.
Laurita, como era egoísta, tan solo le hizo unas muecas feas al mono, y este en respuesta se abalanzó encima de ella.

La pequeña, al sentirse atacada, empezó a gritar y a pedir auxilio... ¡Socorro... socorro!

El mono se asustó tanto, que de un brinco saltó hasta donde se encontraba la pelota, arrojándosela a la niña... pero esta, al no poder atraparla, le golpeó justo en la carita.

Laurita comenzó a gritar mucho más fuerte y a llorar. El mono se sentó extrañado delante de la niña, y vociferando con un sonido amenazante comenzó a dar golpes contra el suelo... sin embargo, pasados unos segundos, en el rostro del mono se fueron dibujando expresiones de tristeza y con los labios repujados, comenzó a hacer pucheros también.

Acto seguido el mono se llevó las manos a la cara, para taparse los ojos... pero el muy bandido entre los dedos levemente abiertos, vigilaba el actuar de la pequeña.

Después, el mono comenzó a comunicarse con la niña, a través de muecas y movimientos con sus manos, mientras sostenía la pelota entre sus pies.

¡La niña terminó por sonreír y al cabo de unos segundos, ya se encontraba riendo a carcajadas.! Ajájajájá!
Como el monito le había causado tanta gracia, terminó por ofrendarle lo que aún le quedaba de su merienda.

La abuelita, que durante todo ese tiempo había estado conversando con algunas de las vecinas, no se había dado cuenta de todo cuanto acontecía.

Así pues, el mono comenzó a jugar con Laurita, imitando el juego de la pelota... él la lanzaba y la pequeña corría emocionada a buscarla... y con el paso de los minutos se les veía como si fuesen compañeros de juego, de toda la vida.

Formaron una gran amistad... pues también se subieron a los columpios y al tobogán, convirtiéndose también en cómplices de algunas travesuras.

Cuando ya se encontraban algo cansados, el mono con un movimiento de mano invitó a la niña a subir a su casa en el árbol... y la pequeña, que para ese entonces ya sentía segura, sin inmutarse de buena gana, lo siguió.

Cuando la abuelita por fin decidió ir en busca de su nieta, se percató de que esta no estaba; se asustó mucho y salió corriendo gritando por auxilio, diciendo que su nieta había desaparecido.

La niña escuchó el griterío y rápidamente salió a la entrada del árbol, y divertida alzó la voz y dijo:
¡Abuela, abuela...no temas, que estoy aquí! Ajájaja!

-¡Ayyyy hijita, qué gran susto me has dado! ¡Ven... bájate inmediatamente que te puedes caer!

¡No abuelita! No te preocupes, porque mi amigo, el mono, me está protegiendo... ¿No ves?

La señora observó que efectivamente el mono, la tenía muy bien agarrada para que no se cayera, así que le dijo:

-Bueno, hija... solo ten cuidado, ¿Vale?

Está bien, está bien... tendré cuidado de no caerme abuelita.
Los dos nuevos amigos se pasaron jugando toda la tarde... El tiempo pasó volando y al atardecer se escuchó el silbato del guarda del parque, el cual servía para llamar al mono.

El mono obediente, presuroso, se despidió de la niña, pues sabía que unas manzanas riquísimas le esperaban en su recinto. 

Le dio  un beso a la pequeña y esta a su vez, respondió el gesto de cariño de la misma forma, con la promesa que tan pronto le fuese posible, regresaría de nuevo al parque con unas deliciosas bananas y por supuesto para jugar.

Como la abuelita ya comenzaba a tener frío, tomo a la niña de la mano, diciéndole que hora de irse, pues pronto anochecería.

Laurita no renegó, pues también se encontraba exhausta y hambrienta... y feliz se dirigió a su casa, pues había tenido una de las tardes más maravillosas, aunado al hecho de que ahora contaba con la amistad de un mono tan divertido y singular.
Y no menos importante aún, es que había aprendido una gran lección: "Compartir", era la receta mágica para cultivar lindas amistades.

Colorín, colorado, la abuela con su nieta del parque, se han marchado y este relato hasta aquí ha llegado.

Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.

<Desde ese entonces Laurita pedía a su abuelita constantemente ir a visitar a su entrañable amigo... y así con el tiempo, todos llegaron a conocerla como La niña del parque>







domingo, 24 de marzo de 2013

.Feliz domingo de Enricostro.


En un día soleado como este,
 yo a tu casa marcharé;
para decirte te quiero,
 y que conmigo siempre estés.

¡Será un feliz domingo!
 ¡porque te sorprenderé!
Con un ramito de rosas,
 a tu ventana llamaré;
y decirte cuatro cosas...
cosas grandes del querer;
para que no digas nunca,
 que no vivo bajo tus pies.



Para que cuando estemos casados,
 vivamos siempre con fe;
de un amor verdadero, 
bendito y lleno de querer.
Un amor que sea sincero,
 en el sentimiento y el poder;
que yo no sea más que tú,
 ni tu más que mi querer.


Enrique Nieto Rubio
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.



sábado, 23 de marzo de 2013

´.Como una rosa azul de Enricostro.

Como una hermosa rosa azul,
 eres tú para mí.

Con esa carita linda,
que tanto, tanto me hace sentir.

¡Mira si eres linda mi niña!

 mira si eres preciosa!
Que hasta la flor del campo,

 más bonita te envidia...
y termina por fin,

 en transformarse, en mariposa.

Como una hermosa rosa azul,
Así  eres tú para mí...
como el azul del cielo,
 que cuando lo miro,
 me hace sentir.
Mira cielito lindo...
¡Mira, mira esa estrella fugaz!
Qué es tan solo una rosa,
 que florece al pasar.


Mira cielito lindo... ¡Mira!
 que va refulgente por allá!
Iluminando todo el cielo,
 como tú me iluminas a mí...

¡Por eso te quiero tanto! 
rosa de mi más hondo sentir!

Enrique Nieto Rubio, 
*Derechos Reservados*
Colabora en imagen,
Silvia Regina Cossio Cámara.

sábado, 16 de marzo de 2013

.Madrecita de mi alma de Enricostro.

 


Madrecita de mi alma, 
eres mi luz y hermosa melodía... 

cuando me acarician tus manos, 
mi corazón llenas de alegría. 


Madrecita amada y de mi alma; 

eres madre como yo, 

por eso y mucho te quiero tanto,
 
y te doy mi bendición. 


Tierna eres madrecita, 
y tiemblo porque estas enfermita;  

que yo te quiero más que a nadie, 
y eso sabes que es verdad. 

Recupérate pronto madrecita, 
que no quiero verte sufrir; 

que te busco siempre en mis recuerdos, 
y sin ti creo morir 


¿Cuéntame cosas mamita:
 Dime cómo puedes ser tan dulce? 

Recuerdo que cuando era pequeñita, 
tú me dabas, tú querer. 

Hoy te lamentas mamita,
 porque te sientes 
un poco mayor. 

Pero no te sientas sola... 
que yo seré 
la niña de tu corazón. 
¡No temas
porque siempre estaré contigo, 
para darte todo mi amor!
¡Besos, amiga!

Enrique Nieto Rubio 
Derechos Reservados* 
Dedicado a la mamá de
 Nelhy Gómez Reyes...
un amor de mujer.
<Pocos meses después, falleció>
colabora en imagen.
Silvia Regina Cossio Cámara.