martes, 4 de mayo de 2010

..El circo mas grande del mundo (cuentos) de Enricostro.


En un circo, Juanito era un niño adoptado por los feriantes.
Cuando una mañana su madre se cayó desde lo alto de la cuerda, que estaba a veinte metros,
Por un fallo en el tendido, muriendo en el acto.
Juanito tenía cinco años, entonces. Y
 ya, hacía sus numeritos con su perrita Lulú.
Y estaba siempre con Paloma, una niña de su edad, con trenzas de oro.
Ella sostenía un aro por el que la perrita de Juanito saltaba.
Y él tenía un turbante en la frente, vistiendo como un faquir, y Paloma de hada.
Ese era su número; recorrieron toda Europa con sus ferias; así pasaron muchos años, hasta cumplir los dieciocho años. Entre
 función y función se marchaban al exterior del circo.
Ya hablaban del amor, junto a las estrellas, pues se querían muchísimo.


Alejándose un poco del circo, se tumbaban en el monte mirando las estrellas, y Juanito le decía: "A Paloma".

¡Tú crees que mi madre estará en alguna de esas estrellas! Pues Ricardo, el domador de leones, dice que mi mamá está allí, haciendo saltos con las bolas en sus manos, y que siempre me está mirando, a ver qué hago. 
Paloma le dice: 
¿Seguro que sí, Juanito? ¿Tú ves aquella estrella que guiña? Pues seguro que es ella.
¿Mira, Juanito, una estrella fugaz?
¡Si es preciosa!
¿Piensa en tres deseos y se cumplirán; lo has pensado?
¡Sí!
¿No me lo digas, pues si lo dices ya no se cumple?
¡Vale!
Juanito deseó casarse con ella algún día.
 
Los dos llevaban una vida muy bonita; sus sueños eran hermosos.

Vivían día a día soñando con un hermoso hogar.

Una mañana de otoño, llovía intensamente, todo era desolador; la feria estaba solitaria.

Paloma se puso mala y Juanito la llevó al pueblo, a un médico.
El doctor le preguntó qué síntomas tenía y qué edad; ella le dijo.
Tengo veinte años, y me duele el vientre, y tengo ganas de vomitar en todo momento. El 
doctor le hizo varias pruebas.
Señorita Paloma, ¿usted está embarazada?
—¡Ay, madre! —dijo. Paloma.
Juanito se alegró muchísimo, pues a un niño le hacía mucha ilusión, pero sus sueños se esparcieron un poco; ahora tenían que hacer nuevas cuentas con sus vidas. Entró
 la primavera, y comenzó el buen tiempo para la feria, y comenzaron una nueva gira. 
Juanito comenzó a practicar el número de su madre, y el primer día de feria hizo el número con tres vueltas en el aire, y le salió perfecto. Ya terminada la feria, marcharon a otra ciudad. Aquí en el País Vasco, en España, comenzó la feria y todo marchaba a pedir de boca, iba perfectamente, y la feria fue un éxito. 
Pasó el tiempo y Paloma ya estaba a punto de dar a luz, ya con dolores.
Juanito la llevó al hospital.
A las siete de la tarde, nació un precioso bebé hermosísimo.
Toda la mar de contentos.
En unos días, se marcharon y al poco tiempo se casaron.
Cinco años después, Juan, desmontando la carpa, cayó al suelo, sangrando por la boca; se acercó su crío y le dijo:
¿Qué te pasa, papá?

Él miró al crío diciéndole:

¡Me muero, hijo, cuida a mamá!

El niño salió corriendo y gritando "mamá, mamá".

Paloma asustada salió de la roulotte.
¿Qué pasa, hijo?
¡papá, papá.! 

¿Dónde, hijo?

¡Allí!

Paloma desesperada salió corriendo.

Encontrando moribundo a Juan en el suelo.
Le metió la mano por el cuello, él la miró con lágrimas en los ojos y allí quedó muerto.

La perrita, ya mayor, se pegó a Juan y lloró toda la noche.
Juan no quiso abandonar este mundo y su alma se introdujo en la perrita, reencarnándose en ella.
Ya en el entierro de Juan.
Fueron muchísimas personas, pues era muy querido por todos.
Pasó todo, y la perrita ocupó todo el dolor de la familia, y se pasaba todo el día jugando con el niño. Paloma
 hablaba con la perra, y ella atendía perfectamente sus palabras, y cuanto ella comentaba sobre la seguridad del niño, la perra estaba siempre en alerta, protegiéndolo inmensamente.

Y así transcurrió el resto de sus vidas.

Fin.
Enrique Nieto Rubio.
Derechos de autor.
Colabora en imágenes.
 Silvia Regina Cossio Cámara.

V,J,DOIC,IO,cCO,98.