miércoles, 11 de diciembre de 2013

.Resurrección del Sauce Llorón No. 3 de Enricostro.


 Cuando los padres de una pareja de jóvenes se percataron que no volvían; y viendo que las autoridades nada hacían, decidieron reventar el bosque, y por donde iban pasando todo iban arrasando... al punto que al final quemaron todo el bosque.


Mil hectáreas de un magnífico bosque, quedo todo calcinado, la policía detuvo a los cuatro,
ellos alegaron que sus hijos alguien los habían matado, y enterrado en el bosque.

La policía reanudó la búsqueda,
En un bosque que ya era solo un desierto, todo estaba desolado y jaramagos que aún echaban humo
Las personas del pueblo, quisieron linchar a los padres de los chicos. Pues a ellos no les importaba lo de los chicos. Solo que habían destruido un paraíso.
Aunque nunca entraba nadie por miedo.
En todo ese terreno, solo quedo un árbol casi quemado del todo.

La policía, con la ayuda de perros entrenados para detectar cuerpos, rastrearon palmo a palmo todo el terreno calcinado. Después de realizar una exhaustiva inspección de todo el terreno, los perros solamente los guiaron hasta un maltrecho árbol... el cual, hasta ese momento, aún se encontraba ardiendo en llamas.


Los guardias no pudieron más que lamentarse ante tanta destrucción; pues el árbol lloraba de dolor, soltando sus hojas poco a poco.

Uno de los guardias le dijo al otro:
¡Mira! Es como si llorara... ¿Verdad?
- Sí, tienes razón...es una tremenda tragedia, pues todo en el bosque ha sido calcinado... y este árbol pronto sucumbirá también.

Los perros gemían mirando el árbol como diciendo allí están los dos.
Pero ellos no se percataban de eso, solo era un árbol retorcido entre sí, de él salía una savia de su tronco como si fuera sangre.

Ellos, al ver que se iban a manchar, se retiraron de él.
Las noticias no se hicieron esperar...
Dos matrimonios incendian el bosque, por la desaparición de sus hijos.
Una mujer de la ciudad, que huyo hace mucho tiempo del pueblo, al ver las noticias decidió ir a la comisaría a hablar con los padres.

La policía no quería que ella hablara con los padres, pero ella insistía en sus tanto que al fin se lo permitieron.

Ella se presentó, diciendo:

Hola soy Laura, y quisiera contarles una historia que quizás tenga que ver algo con sus hijos.
La madre de uno de los chicos les dijo,
Bueno díganos que pasa, o que es lo que usted sabe... pues toda información puede ser crucial para encontrar a nuestros hijos.

Bueno, verán ustedes, es de locos, supongo que no me van a creer, pero la historia es la siguiente:

Yo estuve presa en un hermoso árbol del bosque, pues desee morir, y el árbol se apoderó de mí... allí estuve presa de él, hasta que una linda niña, que se había perdido, le pidió al árbol que me dejara marchar, y el árbol para mi buena fortuna accedió.

Salí corriendo de ese bosque, con la firme promesa de nunca más volver. Ya han pasado muchos años, y hasta hoy día no me arrepiento de haberme ido de este pueblo.

Los padres de los chicos enfadados exclamaron:
- Pero... ¡Qué nos está contando!... ¿Acaso se ríe de las desgracias ajenas o qué?

No, es cierto, yo estuve allí... ¡Se los juro!

Una de las madres, de los chicos, llorando, exclamó:

¡Guardias, guardias! ¡Debemos salir de aquí, solo queríamos que alguien buscaran a nuestros hijos... o al menos saber que les sucedió, pero lo único que hemos conseguido es perder nuestro tiempo!

¡Esta mujer es tan solo una enferma mentirosa, una mentirosa!

En ese instante llego la patrulla con el jefe de policía al mando de la búsqueda, y su reporte fue:
Solo encontramos un extraño árbol, casi quemado en su totalidad... solo en medio de la nada; lo más extraño es que los perros parecían indicar algo... pero la verdad es que allí no se veía ni rastro de los jóvenes.

El jefe de la policía decidió ponerlos en libertad con cargos, y les contó las noticias que les dio la patrulla.
Laura, la mujer misteriosa, se había marchado un poco antes, así al escuchar la extraña versión de la policía desesperados salieron corriendo tratar de localizar a la chica.

Se dirigieron al hostal... y frente a la puerta se encontraba un taxi con el motor en marcha, quien obviamente esperaba por alguien; segundo después Laura presurosa salía y abordó el vehículo.

Las dos parejas al unísono gritaron:
¡Espere, espere!

El taxista se detuvo y todos rodearon el coche, e inmediatamente le expresaron a Laura su arrepentimiento por haberla tratado mal... rogando al mismo tiempo que, comprendiera el dolor que les embargaba; aunado al hecho de que historia que les había relatado, era por mucho... muy difícil de creer.
Luego le imploraron: ¡No te vayas... y ayúdanos por favor, te lo suplicamos!

Ella respondió:

Lo siento, ¡pero no!... ¡Es imposible! Ellos insistieron una vez más... ¡Por favor quédate!

Acto seguido abrieron la puerta del taxi, le extendieron la mano invitándola a salir... y de nuevo suplicaron su ayuda.

-¡Por favor... por favor, te necesitamos!

Laura aterrada les dijo:
No debí haber venido... ¡Estoy aterrada!
-Por favor, tienes que llevarnos allí, por lo que más quieras llévanos.
No, no.
- Te suplicamos, no te niegues... Por favor se trata de nuestros hijos ¡Ayúdanos!

 
Laura respiraba agitadamente, luego poco a poco se fue tranquilizando, y con el paso de los minutos les confesó que sentía mucho miedo, pues el tiempo en que estuvo presa por el árbol había sido una pesadilla... pero al mismo tiempo; ante sus súplicas imposible era no conmoverse y aceptar colaborar con ellos.

Cogieron un coche y lo aparcaron en la orilla del bosque.

Uno de los padres al observar tanta desolación, con profunda tristeza exclamó:
¡Vaya la que hemos armado!

Mientras Laura se adentraba en el bosque... al paso de ella y
 bajo sus pies, iban creciendo hermosas florecillas.

Caminaron en línea recta hacia lo único que se veía, que era el sauce llorón; un árbol desdichado que había quedado en rotunda soledad.

Laura se acercó al Sauce Llorón, y dio una vuelta a su alrededor... mientras lo hacía, iba acariciando su malherido y chamuscado tronco; acto seguido se arrodilló y posando su rostro sobre él... susurrando le dijo:

Aún y después de todo, confieso que te quiero, pues tú me llenaste de esperanzas e ilusión.


- El Sauce le preguntó:
¿Vienes a quedarte?
Ella respondió:
¡No, no! Pues soy muy feliz viviendo afuera... pero gracias.

Los padres cómodamente se sentaron debajo del árbol, encima de toda la hojarasca que estaba en el suelo... misma que formaba una especia de acolchada alfombra.

Las hojas parecían acariciar sutilmente las manos de los padres, pues revoloteaban con el ligero viento que soplaba; las cuales, según ellos se comentaban, emanaban un calor tremendo.

Con el cabo de algunos minutos comenzaron a quejarse:
-¡Dios que desesperante... cuanto calor hace!

Laura entonces comenzó a cantarle dulces melodías... y casi como en un cuento de hadas, se hizo la magia; pues de forma imprevista del sauce comenzaron a brotar muchísimas hojas; y en un instante volvió a ser el mismo de antes; un árbol imponente, frondoso y hermosísimo... como ningún otro en el bosque.

Laura continuó conversando con el árbol... Pasadas unas horas, se detuvo por un momento para preguntar el nombre de los chicos.
Una de las madres contestó: Mi hijo se llama igual que su padre... Alfonso.
Y la madre de la chica contesto:Mi dulce y amada niña, se llama Lucia.

Laura dirigiéndose de nuevo al árbol. Con voz suplicante preguntó:

¿Lucia y Alfonso estáis aquí?

Después de repetirlo tres veces, se escuchó una tenue y casi tímida voz contestar:

¡Si aquí estamos!

Laura y los padres, agradecieron a Dios por el milagro concedido y ahora todos juntos cantaron y bailaron de felicidad.

Luego los padres prontamente cuestionaron:
¿Cómo os podemos sacar?

De nuevo una tenue voz. respondió:
-Eso no es posible... pues para ello alguien debería cambiarse por nosotros; más no os preocupéis, porque nuestro amor es infinito, y a pesar de todo estamos bien.

Los padres de él, se miraron a la cara y sin pensarlo dos veces les dijeron: ¡Nos cambiaremos por ustedes!

-¡No! Ya no podéis y no lo deseamos, porque saldríamos deformes por causa del incendio.

Los padres se echaron a llorar, porque se sabían los únicos responsables por tanta desolación.

Laura se despidió con tristeza del Sauce Llorón... y les dijo a los padres que les esperaría más adelante... y así de esta forma respetar el momento de dolor por el cual estaban atravesando ambas familias.
Infinitas lágrimas derramaron los padres al pie del "Sauce Llorón" pues el dolor que les embargaba era profundo al saber que eran impotentes para cambiar su destino.

Los primeros en aceptar el deseo de los jóvenes, fueron los padres del chico.

No insistieron más, pues comprendieron que en un mundo frívolo y muchas veces carente de bondad... se arriesgarían a que su hijo perdiera la paz y felicidad que en su encierro había aprendido a disfrutar.

Desolados por igual, los padres de la novia... después de escuchar los argumentos de la otra pareja, terminaron por "renunciar" a su hija... porque igual sabían, que todo aquel quien por infortunio es diferente, muchas veces es rechazado o señalado... y dejado al margen de la sociedad.

Como quedaban ya pocas horas de luz y el camino para salir del bosque era largo... se despidieron de sus hijos; más no sin antes expresarles todo su amor y consideración; haciendo la promesa de que todos los días les visitarían.

Para confortarlos más, también les dijeron:
Trabajaremos duro e intentaremos hacer un parque, para qué viváis entre romances de parejas y el jugueteo de los niños de todos sitios. Luego todos se tomaron de las manos, rodearon el árbol y prometieron que sin importar cuantas puertas tuviesen que tocar... harían todo lo posible y hasta imposible, para llevar a cabo dicho proyecto.


Al día siguiente, las dos parejas se dirigieron al hostal para desayunar con Laura y agradecerle su valiente disposición. Cuando llegó el momento de despedirse, no cruzaron una sola palabra; no era necesario... pues sabían que el lazo de amor que sentían y por el árbol y los chicos los había unido para siempre.

Acto seguido, los padres se dirigieron al edificio del gobierno civil, y manifestaron su deseo por comprar todo el parque.

Días después fueron notificados de que accederían a su petición... más requiriendo de ellos una única condición:

¡Nunca jamás podrían edificar nada! Solamente les permitirían construir aceras y paseos.

Este mandato no fue motivo de molestia; emocionados contactaron a profesionales en jardinería y les solicitaron crear una especie de laberinto... en el cual debía de quedar el Sauce llorón en el centro. El día de la inauguración del parque, hicieron colocar una linda placa dorada... en conmemoración de los chicos.

Engalanaron el parque con exquisitos espacios para paseos, colocaron gran cantidad de bancas para sentarse; sembraron gran cantidad de rosas y como guinda en el pastel... un hermoso manantial que cuenta con varias fuentes.


Amigos míos, así fue como sucedió... Las hermosas ramas del sauce colgaban hasta el suelo; acariciando las hermosas flores que había a su alrededor... símbolo de la felicidad eterna de esta hermosa pareja, que con ternura hasta hoy día, continúan prodigándose caricias en el rostro y cubriéndose con lindas hojas.

Si algún día tenéis la oportunidad de visitar esos bellos jardines y atentos estáis... con un poco de suerte les escucharéis; porque os aseguro que, de vez en cuando, se les oye reír entre susurros... mismos que sus visitantes a menudo confunden con el rumor del viento.

Y si alguno de vosotros no cree esta historia, os comento que el parque antes mencionado y trasformado se llama "El Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, España".

En el centro del mismo, se encuentra ubicado este hermoso árbol llamado "El Sauce Llorón"... y por supuesto, en su interior, aún viven muy felices Lucía y Alfonso.

Hoy en día la alcaldesa lo utiliza para casar a cientos de parejas, quienes encantados por la magia del árbol; periódicamente visitan el lugar... para luego dedicar el resto del día para tomarse unas buenas fotos, al lado de..."El Sauce Llorón

Enrique Nieto Rubio

*Derechos de Autor*

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